Wanda Nara comienza a acaparar una mayor atención desde que se confirmó su trabajo como conductora de MasterChef, pero hay otra figura que le está robando su atención. Se trata de Evangelina Anderson, la actual esposa de Martín Demichelis.

Evangelina y Wanda se conocen desde hace mucho años, dado a que ambas salieron del mismo entorno mediático. Lo que pocos recordarán, es por qué entre ella no pueden estar siquiera cerca y se odian mutuamente.

Previo a que Maxi López comenzara su relación con Nara, Anderson era otra de las chicas del momento. Como por aquel entonces aún no estaba Demichelis en su vida, el delantero había intentado concretar con ella, pero no se dio.

Eso claramente llegó a oídos de Wanda, quien luego terminaría conquistando a Maxi pero desde allí nacería una pésima relación. Con la vuelta de Evangelina a Argentina por la oportunidad que le salió a Martín como DT de River, finalmente se dio un tenso reencuentro.

La particularidad en común que tienen Nara y Anderson, es que sus hijos, Valentino y Bastián, juegan en las Inferiores. Como una de las tantas sorpresas que les tiene preparadas el destino, coincidieron en una misma cancha y la tensión no tardó en aparecer.

“Como están en las inferiores del club, el partido que se jugó contra Lanús el fin de semana, las encontró en distintas plateas, pero en el mismo estadio. Ellos se llevan bien, pero las madres se odian. Y esto va a terminar mal, nosotros aquí sembramos la maldad de saber que esto empeorará. Porque no pensaron tener vida, para reencontrarse otra vez gracias a sus hijos y el fútbol”, comentó Rodrigo Lussich en Socios del Espectáculo.

Para aportar lo que dijo el conductor, Adrián Pallares reveló un dato certero: “Ellas nunca se reconciliaron”. Lo más llamativo de este asunto, es que existió un pedido, al parecer de ambos lados, para no cruzarse pese a que se trataba de un estadio visitante.

“Lo cierto es que ambas coincidieron en el partido de Lanús y River y se sabe que pidieron especialmente no estar cerca, porque se odian de conciencia y el odio puede reverdecer ante el encuentro de los hijos”, concluyó Lussich.