ÁRBOL

Álamo

El género Populus comprende unas 40 especies de árboles y arbolillos de las zonas templadas y frías septentrionales, en concreto las que se conocen vulgarmente como álamos o chopos.
jueves, 4 de noviembre de 2010 00:00
jueves, 4 de noviembre de 2010 00:00

Arbol de fronda de crecimiento rápido, copa ancha y ramas fuertes. Puede alcanzar un perímetro de un 1,5 y llegar a vivir 400 años. Presenta una corteza blancogrisácea en su juventud y gris oscura agrietada posteriormente. Su madera se presta con facilidad para ser trabajada y se utiliza mayoritariamente en la elaboración de contrachapados, que resulta de gran calidad dadas las características de ligereza y finura de la madera. La peculiaridad de que el álamo obtiene entre los 20 y 40 años una elevación de 20 metros y que, por consiguiente, resulta de gran aprovechamiento, hace de él un árbol muy apreciado en la industria maderera.

El nombre de álamo proviene del color blanco plateado de las caras internas de sus hojas, que gracias a un especial tegumento que las recubre son aptas para retener el polvo atmosférico, ayudando así a la limpieza del aire de nuestras ciudades; labor esta que resulta en nuestros días inestimable. El álamo es un árbol propio de los bosques de llanuras inundadas y de los valles y ríos que los bordean. En las ciudades se lo planta a menudo en parques, avenidas y jardines. Cuando sopla el viento, es un delicado gozo admirar sus hojas plateadas mecerse en el aire como acordes cromáticos de una etérea sinfonía.

En la mitología griega ocupa el álamo un puesto destacado. Estaba dedicado al dios Hades, soberano del mundo de los muertos. El árbol brotó a la existencia a raíz del amor de Hades por Leuca, hija del dios del mar, Océanos. Al morir aquélla, Hades hizo surgir al álamo blanco en los Campos Elíseos, donde moraban las almas de los muertos.

En los días remotos y gloriosos de la Grecia politeísta, posiblemente a consecuencia de estos mitos, el álamo se cultivaba mucho en camposantos y monumentos funerarios.

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