Por Marcelo Carabajal

No hay nada más vacío que una remera que está de moda y fue producida en serie. Y quizás tampoco hubo antes, como hoy, tantas ganas de decir. Con palabras que salen de la boca, y también con otras que entran por los ojos. Por eso, la catamarqueña Laura Aroca comenzó a bordar a mano remeras que van más allá y le dan sentido a algo de todos los días como es una prenda de vestir.

Luego de realizar un taller de bordado de estilo mexicano, decidió abrir su propio camino porque “lo que quería hacer, era aplicarlo a lo que era la indumentaria femenina. La idea de “Hembra”, ahora, es largar una línea de ropa que tiene como modelo el cuerpo real de la mujer, talles reales, cómodos y desestructurarlos de todo lo que es la figura que está impuesta de la mujer”, le cuenta a El Esquiú.com y agrega: “Dejé mi trabajo para dedicarme a esto. Es toda una apuesta, un salto al vacío”.

- No solía hacerse eso de las remeras bordadas a mano…

- Sí. Lo lindo es que hay toda una movida, y no solamente a nivel nacional, sino que lo veo más a nivel latinoamericano, del bordado como un instrumento para transmitir un mensaje. Cuando pensamos en el bordado, fíjate que si hablás con tú mamá o tú abuela, sabían bordar, tejer. Es decir, el bordado estaba concebido como una actividad manual, limitada a todo lo que era el ámbito femenino, de lo doméstico que las mujeres solamente se tenían que destinar a eso, a las labores que tienen que ver con las manualidades y nada más. Pero, sin embargo, dentro de ese círculo se gestaban otras cosas: se daba la hermandad entre mujeres. Lo que es más importante, y que está relacionado con el proyecto de “Hembra”, es el bordado con el mensaje feminista. A lo que hago referencia, es que uno nace “Hembra” o “Macho”. Una se hace mujer no sólo naciendo con genitales femeninos, sino que lo hace con una construcción cultural. A eso también hace referencia “Hembra”, a que el género es una construcción cultural.



Aroca, también revela que el bordado dejó de ser una actividad en que las mujeres eran las únicas protagonistas: “Hay chicos acá que hacen bordados y están buenísimos”.

- Hay una tendencia de los jóvenes de inclinarse por una prenda de vestir que tenga algún mensaje, hay una necesidad de comunicar…

- Creo que el discurso que tenemos nosotros como sociedad, por la lucha de los derechos, no solamente de la mujer, sino del oprimido en general, se ve mucho en la indumentaria. Ya no usamos ropa por usarla o porque está de moda, sino porque quieren transmitir un mensaje. Es gente más chica, son las nuevas generaciones. Veo pibas que usan la remera de “Sororidad”, “Se va a caer” y te la piden porque eso es lo que ellas dicen.



En otro pasaje, Laura comenta que la realización de una remera es siempre personalizada. Antes, existe un contacto previo con la persona interesada y allí comienzan a aparecer los diseños, colores, sugerencias y talles. Y lleva su tiempo: “Un bordado de una remera que tiene una sola frase, me lleva de ocho a 10 horas de trabajo continuo, sin pausa. No paro hasta que lo termino. El bordado es mi terapia”. A ella, aparecer en la escena con un producto nuevo, le genera “muchas expectativas al mismo tiempo, es toda una aventura,  conocés gente con un montón de ideas”. 

También señala que está esperando que le lleguen pedidos de remeras para hombre, y aunque “lo que pasa, es que uno ve el nombre del emprendimiento (“Hembra) y lo siente como más limitado a eso. Y no es solamente porque está destinado a un público femenino”.

Por estos días, se dedica a pensar en la creación de una prenda que libere a la mujer del corpiño en los calores impiadosos que se aproximan, y por sobre todas las cosas, que le permita vivir la experiencia de sentirse libre con su cuerpo.

Contacto con "Hembra":

Facebook: Hembra - ropa y bordados
Instagram: hembrabordados

Fotos: Fabián González y "Hembra".