ACONTECIMIENTO

Descubrimiento del Amazonas

El 13 de febrero de 1542 en Brasil, los conquistadores españoles Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana descubren el río Amazonas.
sábado, 12 de febrero de 2011 00:00
sábado, 12 de febrero de 2011 00:00

Las orillas del Amazonas y sus afluentes tienen una larga historia de asentamientos humanos. Contrario a la creencia popular, en el bosque lluvioso del Amazonas existieron sociedades sedentarias, conocidas como civilizaciones precolombinas del Amazonas. Muchas de estas poblaciones vivían a lo largo de los ríos blancos, en donde tenían medios de transporte, pesca y suelos fértiles en planicies de inundación que utilizaban para la agricultura. Sin embargo, durante el primer de la llegada de los europeos, los asentamientos nativos disminuyeron su población en un 90%, debido a que los europeos utilizaron los ríos más importantes como rutas hacia el interior, a los virus que inconscientemente trajeron europeos y sus animales, y por migración indígena a las colonias europeas.

l primer europeo que navegó en las cercanías del estuario del Río Amazonas fue Américo Vespucio en el 1499.4 Después los españoles Vicente Yáñez Pinzón y Diego de Lope exploraron las islas que hacen parte del enorme estuario.
El primer descenso del Amazonas desde los Andes por europeos fue realizado por Francisco de Orellana en 1541. El primer ascenso del río por un europeo fue en 1638 por Pedro Teixeira, portugués, quien invirtió la ruta de Orellana y alcanzó Quito a través del río Napo. Regresó en 1639 con los padres jesuitas Acuña y Artieda, delegados del virrey del Perú para acompañar a Teixeira.
Francisco de Orellana partió de Guayaquil el 4 de febrero de 1541; llega a Quito y reorganiza su caravana. Orellana y sus hombres sostuvieron varios combates con las tribus belicosas que salían a su paso, sufriendo así varios contratiempos. Al pasar el tiempo, día a día los expedicionarios iban muriendo, los abastecimientos se iban agotando, hasta no tener ni qué comer. Era ya diciembre y la mayoría de los expedicionarios se dieron cuenta de que la expedición no llegaría al lugar que se buscaba, por lo que comenzaron a sublevarse, pero la caravana perseveró.
Orellana siguió río abajo. Al cabo de siete meses y un viaje de 4800 kilómetros, en los que navegó río abajo por el río Napo, el Trinidad (¿río Jurua?), el río Negro (bautizado por Orellana) y el Amazonas descubierto el 12 de febrero de 1542, llegó a su desembocadura (26 de agosto de 1542), y desde allí se dirigió costeando a Nueva Cádiz en Cubagua (actual Venezuela). La Victoria, llevando a Orellana y Carvajal, bordeó la isla de Trinidad por el sur y quedó varada en el golfo de Paria durante siete días, llegando finalmente a Cubagua el 11 de septiembre de 1542.
Fue en este viaje en el que el Amazonas adquirió su nombre. Se cuenta que la expedición fue atacada por feroces mujeres guerreras el 24 de junio de 1542, similares a las amazonas de la mitología griega, pero es posible que simplemente luchara contra guerreros indígenas de pelo largo.
Sin embargo, las crónicas del Padre Gaspar de Carvajal, cronista de Orellana deja muy claro que los indígenas que les combatieron estaba liderados por mujeres de piel blanca:
“… ellos [los atacantes] son subjectos y tributarios a las amazonas, y sabida nuestra venida, vanles a pedir socorro y vinieron hasta diez o doce, que éstas vimos nosotros, que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animadamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía, delante de nosotros los mataban a palos, y esta es la causa por donde los indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas y tienen muy largo el cabello y andan desnudas en cuero, tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios…”
Del interrogatorio a indios que habían apresado los españoles, el Padre Carvajal detalla con la precisión de un escribano de juzgado:
“El capitán [Orellana] le preguntó [a un cacique] qué mujeres eran aquellas: el indio dijo que eran unas mujeres que residían la tierra adentro siete jornadas de la costa, y por ser el señor Couynco sujeto a ellas, habían venido a guardar la costa. El capitán le preguntó si esas mujeres estaban casadas: el indio dijo que no. […] El capitán le preguntó si estas mujeres eran muchas: el indio dijo que sí, y que él sabía por nombre setenta pueblos… y que en algunos de ellos había estado. “El capitán le preguntó si estas mujeres paría; el indio dijo que sí. El capitán dijo que cómo, no estando casadas, ni residía hombre entre ellas, se empreñaban: él dijo que estas indias participan con indos en tiempos, y que cuando les viene aquellas ganas juntan mucha copia de gente de guerra y van a dar la guerra a un gran señor que reside y tiene su tierra junto a las déstas mujeres, y por fuerza los traen a su tierra… y que después que se hallan preñadas, les tornan a enviar a su tierra sin les hacer otro mal; y después, cuando viene el tiempo que ha de parir, que si paren hijo lo matan o le envían a sus padres, y si hija, la crían con gran solemnidad y la imponen de las cosas de la guerra.”
Los hechos narrados por el Padre Carvajal son confirmados por el Padre Cristóbal de Acuña, en su bajada por el Río Amazonas en 1639. Describe en varias páginas a las amazonas y se basa para hacerlo en el testimonio de indios Tupinambá:
“Con su dicho también de estos tupinambás, confirmamos las largas noticias que por todo ese río traíamos de las afamadas amazonas… Los fundamentos que hay para asegurar provincia de amazonas en esto son tantos y tan fuertes que sería faltar a la fe humana el no darles crédito.” … “…en que una de las principales cosas que se aseguran era el estar poblado de una provincia de mujeres guerreras, que sustentándose solas sin varones, con quienes no más de ciertos tiempos tenían cohabitación, vivían en sus pueblos, cultivando sus tierras, y alcanzando con el trabajo de sus manos todo lo necesario para su sustento.”

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