Descubren que hay vida en la Antártida

domingo, 20 de enero de 2019 20:12
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El lago Mercer suele experimentar temperaturas que bajan más allá de los 0°, pero no se congela. Es que esta gran extensión de agua subglacial -igual a tres veces la superficie de Jujuy- recibe una intensa presión de la capa de hielo que la recubre y la mantiene aislada del resto del mundo hace más de 100.000 años. En ese lugar, un equipo de expertos acaba de hallar diferentes formas de vida.

Es un hecho científico que prácticamente no registra antecedentes, según un informe que ayer publicó Clarin. El descenso a las profundidades de este lago fue planeado durante años. La operación costo 5,2 millones de dólares y fue realizada por la organización norteamericana Salsa (en castellano, Acceso Científico a los Lagos Subglaciales de la Antártida) con el respaldo de la Fundación Nacional de Ciencia de EEUU.

 Los expertos creían que iban a descubrir únicamente microbios unicelulares. Sin embargo, su esfuerzo dio frutos sorprendentes: contra todo pronóstico, se toparon con 10.000 células de bacterias por cada mililitro de agua. Y hasta aparecieron restos de crustáceos, tardígrados u osos de agua -conocidos por resistir a temperaturas extremas y altas presiones-, algunas plantas y hongos.
 La Antártida encierra más de 400 lagos escondidos bajo su blancura. El Mercer es el segundo en ser abordado por los humanos directamente y forma parte de una constelación de nueve lagos del sector occidental del continente, descubierta satelitalmente en 2006.

 Las condiciones resultan tan inhóspitas que se asemejan a la de los océanos subglaciares de Marte y a las lunas de Júpiter o Saturno. La exploración de este rincón virgen de nuestro planeta puede dar pistas sobre la biósfera en otros lugares de la galaxia. Según los estudiosos, los organismos recolectados habrían habitado lagos y riachuelos en las montañas de la Antártida durante períodos cálidos en que los glaciares retrocedieron, seguramente durante los últimos 10.000 o 120.000 años. Cuando el clima se enfrió de nuevo, más tarde, el hielo seguramente engulló de nuevo ese oasis de vida.

Las consecuencias del hallazgo son enormes. Por un lado, permite conocer más sobre el sistema hidrológico antártico y, por lo tanto, el movimiento histórico de los glaciares. A su vez, da pistas sobre los efectos futuros del calentamiento global. Aún resta que los científicos estudien las secuencias de ADN de las criaturas y daten el material con carbono. Lo que es seguro, es que la     investigación en lago Mercer abrió una puerta para     conocer más     sobre la Tierra y los planetas     que nos rodean.

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