El emperador Naruhito inauguró su mandato en Japón

jueves, 2 de mayo de 2019 00:49
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El nuevo emperador de Japón, Naruhito, rindió ayer homenaje al legado pacifista y de cercanía al pueblo de su padre y predecesor, Akihito, y prometió mantenerse en el mismo camino durante su primer discurso pronunciado al heredar el Trono de Crisantemo.


“Al acceder al trono, juro que tendré en profunda consideración el curso seguido por su majestad el emperador emérito Akihito”, dijo Naruhito, quien también se comprometió a “actuar de acuerdo con la Constitución” y a “tener siempre presente en sus pensamientos al pueblo y a respaldarlo”. 


Fueron las primeras y esperadas palabras que pronunció el nuevo emperador de Japón durante una solemne audiencia celebrada en el Palacio Imperial de Tokio ante 266 invitados, entre ellos representantes políticos e institucionales y miembros de la familia real.


Esta breve audiencia fue el segundo acto oficial celebrado ayer para marcar su ascensión al trono, tras la ceremonia de carácter ritual en la que heredó una réplica de la legendaria espada Kusanagi y otra de una joya de jade, así como los sellos imperiales, objetos que simbolizan el poder del emperador.


De este modo, Naruhito se convirtió oficialmente en el emperador número 126 de la historia nipona, después de formalizarse en la víspera la abdicación de Akihito, quien hace tres años anunció en un mensaje televisado su voluntad de abandonar el cargo debido a su avanzada edad y frágil salud.


Naruhito dedicó más de la mitad de su discurso a su predecesor, cuyo mandato será recordado por su firme defensa del pacifismo de Japón tras la Segunda Guerra Mundial, por tratar de cerrar las heridas del colonialismo nipón y por sus visitas a zonas castigadas por desastres naturales, según la agencia de noticias EFE.


Akihito “cumplió con sus funciones con honestidad durante más de 30 años, mientras rezaba por la paz del mundo y por la felicidad del pueblo, y en todo momento compartiendo las alegrías y las penas de la gente”, manifestó Naruhito, vestido de frac y luciendo tres nuevas condecoraciones.


Su audiencia se realizó en el Salón Pino del Palacio Imperial, donde estuvo flanqueado por su esposa, la nueva emperatriz Masako, y ante un selecto grupo de invitados que incluía al primer ministro nipón, Shinzo Abe, a su gabinete y a otros miembros de la familia imperial.


Cada uno de los actos duró menos de diez minutos.
A sus 59 años, Naruhito se convirtió en el segundo emperador con mayor edad al alcanzar este puesto, y también en el primero en haber estudiado en el extranjero tras haber cursado una estancia de investigación post-universitaria en Oxford, Reino Unido.
Puesto que todos los actos de ayer se celebraron a puerta cerrada, el pueblo nipón tendrá que esperar al sábado para la primera aparición pública de los nuevos emperadores, cuando está previsto que saluden desde el Palacio Imperial.


A lo largo del año, Naruhito y Masako participarán en diversos actos públicos entre los que destacan una ceremonia de proclamación, un desfile por las calles de Tokio y banquetes a los que serán invitados dos millares de dignatarios extranjeros.
La ascensión al trono de Naruhito también marca el comienzo de una nueva era en el calendario nipón, llamada “Reiwa” (bella armonía), tras finalizar el martes la anterior, “Heisei” (paz), nombre por el cual también será conocido de forma póstuma Akihito.
Otro efecto del ascenso de Naruhito es que su hermano menor, el príncipe Fumihito, se convirtió en el nuevo heredero del trono, ya que el nuevo emperador no tiene hijos varones y Japón nunca cambió sus leyes para permitir el ascenso imperial de una mujer.


El tercero en la línea de sucesión es el príncipe Hitachi, el hermano del emperador emérito Akihito de 83 años, quedando después el hijo de Fumihito, de solo 12 años, como posible aspirante al Trono del Crisantemo. 

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