Estaría pautada una cumbre entre ambos mandatarios por la crisis en el país caribeño

Confirman que Trump y Putin se reunirían por Venezuela

Durante el encuentro de los cancilleres, Rusia moderó el tono de su confrontación con Estados Unidos.
martes, 7 de mayo de 2019 06:00
martes, 7 de mayo de 2019 06:00

Rusia moderó el tono de su confrontación con Estados Unidos acerca de la situación en Venezuela, al juzgar “buena y positiva” la reunión que mantuvieron ayer en Finlandia sus cancilleres, Serguei Lavrov y Mike Pompeo, y anunciar la voluntad de encontrarse de los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump.


De ese modo, Moscú siguió la línea inaugurada el viernes por Trump, quien, tras hablar por teléfono con Putin, dijo que la conversación había sido “muy positiva” y que ambos sentían “lo mismo” al querer “ver que ocurra algo positivo” en Venezuela.
“Partiendo de mis contactos con mis colegas estadounidenses y otros, europeos y latinoamericanos, no veo partidarios de una solución militar imprudente; espero que todos compartamos esta visión”, afirmó Lavrov tras el encuentro con Pompeo.
Esa declaración resonó con la efectuada el viernes por Trump, cuando aseguró que Putin “no está pensando en absoluto en implicarse en Venezuela”, afirmación que no fue ratificada pero tampoco desmentida por el gobierno ruso.


Lavrov reiteró que su país está “categóricamente en contra de una intervención militar” y deseó que “no se busque una solución militar, porque resultaría catastrófica”, reportó la agencia de noticias EFE.


“El uso de la fuerza solo puede ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU, o usado en respuesta a una agresión contra un Estado soberano y en Venezuela no se observa nada parecido a esto”, subrayó.


El jefe de la diplomacia rusa opinó que su reunión con Pompeo fue “buena y constructiva” y representó “un paso adelante” tras la conversación telefónica del viernes entre Trump y Putin, quienes, reveló, “acordaron reunirse cuando tengan la posibilidad”.
Lavrov y Pompeo conversaron en Rovaniemi, a 800 kilómetros al norte de Helsinki, en el contexto de una reunión ministerial del Consejo Ártico.


Hasta ahora, Estados Unidos y Rusia se acusaban recíprocamente de ejercer injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
Moscú sostenía que la Casa Blanca planeaba una invasión militar para desalojar del gobierno a su aliado, el presidente Nicolás Maduro, y Washington imputaba al Kremlin estar ya interviniendo en Venezuela con la presencia de efectivos y equipos militares.
De hecho y pese a las declaraciones conciliadoras de Trump, Pompeo y Lavrov -que habían conversado por teléfono el miércoles pasado, al día siguiente del fallido alzamiento cívico militar contra Maduro- siguieron reiterando las posiciones más rígidas de sus gobiernos hasta poco antes del encuentro de ayer.


“Maduro debe ver que esto está desmoronándose; él todavía manda pero de ninguna manera puede gobernar” y “aunque logró mantener el control de las fuerzas armadas en algunos aspectos, hubo muchos militares que se fueron”, dijo Pompeo -que no habló con la prensa tras su encuentro con Lavrov- a bordo del avión que lo llevó a Finlandia.


En tanto, Rusia volvió a dejar claro que aspira a encabezar el apoyo internacional al régimen chavista al recibir el domingo en Moscú al canciller de Maduro, Jorge Arreaza.


Tras reunirse con Lavrov y ofrecer una rueda de prensa junto a él, Arreaza dijo ayer, todavía en Moscú, que, si sufriera una invasión militar, Venezuela tiene “una fuerza armada, un pueblo, una milicia nacional, que estaría en capacidad no solo de resistir y de dar batalla, sino incluso de vencer y derrotar a cualquier ejército, por poderoso que sea en el mundo”, según el diario caraqueño El Universal.


La actitud más conciliadora de Estados Unidos y Rusia contrastó con la del “presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, quien, en declaraciones publicadas el domingo, volvió a admitir la posibilidad de una intervención militar tras haberla rechazado taxativamente a fines de marzo y a mediados de abril.


Guaidó endureció su discurso ante las críticas de sectores antichavistas que le imputan docilidad frente a su jefe partidario, Leopoldo López, cuya polémica liberación ven como una de las principales causas del fracaso del alzamiento del martes, según tres fuentes políticas consultadas por Télam.

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