El conflicto entra en una nueva fase

La guerra de Putin en Ucrania entra en una espiral internacional de consecuencias imprevisibles

Todo hace presumir un escenario de más violencia para los próximos días.
lunes, 2 de mayo de 2022 01:12
lunes, 2 de mayo de 2022 01:12

La guerra de Rusia contra Ucrania, que ha entrado en una espiral que desborda el choque entre dos Estados, corre el riesgo de adquirir proporciones internacionales. El fiasco militar de Vladímir Putin, la moral de victoria de Volodímir Zelenski y los intereses geoestratégicos de Joe Biden encaminan el conflicto hacia una nueva fase, más mortífera aún que la inicial y con potenciales reverberaciones mucho más graves para el resto del continente europeo. Los dos bandos afrontan una semana decisiva, con la fecha del 9 de mayo marcada en rojo como posible punto álgido de la ofensiva rusa o como pausa para negociaciones de paz. Pero el escenario más probable, según fuentes de Bruselas y Washington, es que la guerra se prolongue y que Rusia mantenga una escalada en la que está esgrimiendo, cada vez con más frecuencia, su arsenal nuclear.

“Al Gobierno ruso le encantan las efemérides y probablemente les gustaría que el 9 de mayo fuese un hito en el conflicto”, apuntan fuentes de la OTAN en alusión a la próxima conmemoración de la victoria de la URSS sobre la Alemania nazi en 1945. La simbólica fecha, según esas fuentes, sería propicia para que el Kremlin intentase reivindicar su éxito en la invasión de Ucrania o para que ofreciese una senda hacia la negociación. “Pero lo más probable es que Rusia no pueda hacer ni una cosa ni otra. La batalla continúa y los ucranios están convencidos de que pueden ganar”, añaden las mismas fuentes.

La espiral de retórica agresiva por parte del Gobierno del presidente ruso, Vladímir Putin, y, sobre todo, su continua violencia nada retórica de las últimas semanas, hacen temer un agravamiento del conflicto y una extensión de las ramificaciones internacionales. Los aliados occidentales están entregando al Ejército ucranio un armamento cada vez más abundante y sofisticado para que pueda defenderse de los incesantes bombardeos rusos.

Fuentes aliadas reconocen que esas entregas requerirán una participación permanente de Occidente en el mantenimiento y gestión del material suministrado y una labor de formación a los militares ucranios encargados de utilizarlo, dos factores que acrecientan el riesgo de un ataque fortuito o deliberado por parte del Ejército de Putin. Militares ucranios ya están desplazándose a bases estadounidenses en Alemania y otros países para ser entrenados, según ha anunciado el Pentágono.

Washington, además, se ha marcado el objetivo de ayudar al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a diezmar el Ejército ruso hasta dejarlo incapaz de acometer una invasión como la iniciada el 24 de febrero. Y el presidente de EE UU, Joe Biden, va a elevar las ayudas a Kiev hasta alcanzar niveles que ya igualan el gasto anual de EE UU durante su campaña en Afganistán.
Putin ha amenazado, por su parte, con recurrir a armas nunca usadas para responder a una implicación occidental que, según Moscú, empieza a rozar la cobeligerancia. Y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó a la OTAN de haberse embarcado en una guerra contra Rusia por intermediación de Ucrania. Advirtió que el riesgo de una conflagración nuclear es “grave, real”. “No debemos infravalorarlo”, añadió amenazante.

Rusia amaga también con extender el conflicto hasta Moldavia aprovechando la presencia de sus llamadas fuerzas de paz en la región separatista de Transnistria, lo que abriría otro frente en el flanco suroccidental en Ucrania. Y, por primera vez, las autoridades rusas empiezan a utilizar el término de “guerra” para calificar un conflicto que hasta ahora describían como una “operación militar especial”. Fuentes occidentales señalan que el ala más dura de Moscú sería partidaria de declarar ya abiertamente la guerra contra Ucrania, un movimiento que implicaría la movilización general de la población adulta rusa para su posible llamada a filas.

Fuentes aliadas atribuyen la creciente agresividad de las gesticulaciones del Kremlin a sus continuas dificultades en el campo de batalla.
“Alzar tanto la voz en estos momentos es una prueba de debilidad más que de fortaleza”, apuntan esas fuentes.

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