El crimen de Quenia Gabriela Oliveira Matos de Lima, la nena de dos años que fue asesinada a golpes por su padre y su madrastra, causó una fuerte conmoción en Brasil y aparecen nuevos detalles del caso. En la causa también fueron acusados trabajadores y dueños de un jardín de infantes al que iba la nena por no denunciar los malos tratos que sufría.

Ante la policía, uno de los trabajadores del centro declaró que cuando le consultaron al papá de la nena, Marcos Vinicius Lino, por las marcas que le vieron en la espalda a la chiquita, el hombre aseguró que se trataba de “manchas de nacimiento”.

También indicaron que constataron que tenía “un callo en la frente y un hematoma en la cara” el primer día que fue al jardín, el 6 de febrero, pero que su madrastra dijo que la niña se había caído.

El mismo profesional relató que tres días antes de la muerte de Quenia, se comunicaron con su madrastra, informándole que la niña estaba vomitando y tenía fiebre, le avisaron que si había sufrido un golpe en la cabeza podría tener graves lesiones y le pidieron que no vuelva al centro sin un certificado médico.

Según el informe de la autopsia, el cuerpo de la niña presentaba 59 lesiones. Los moretones, nuevos y viejos, revelaban una rutina de agresión física y maltrato en el hogar. La mayoría de las heridas las tenía en la cara, el abdomen y la espalda. Además los médicos encontraron signos de abuso sexual.

El caso se descubrió cuando el papá y la madrastra de la nena la llevaron a una guardia porque “no respiraba” tras haber sufrido una supuesta caída. La médica que la atendió, Ana Cláudia Regert, le practicó RCP y dijo que enseguida se dieron cuenta de que la versión de los papás no encajaba con lo que veían.

Según el informe de la autopsia, el cuerpo de la niña presentaba 59 lesiones. Los moretones, nuevos y viejos, revelaban una rutina de agresión física y maltrato en el hogar. La mayoría de las heridas las tenía en la cara, el abdomen y la espalda. Además los médicos encontraron signos de abuso sexual.

El caso se descubrió cuando el papá y la madrastra de la nena la llevaron a una guardia porque “no respiraba” tras haber sufrido una supuesta caída. La médica que la atendió, Ana Cláudia Regert, le practicó RCP y dijo que enseguida se dieron cuenta de que la versión de los papás no encajaba con lo que veían.