Por la ruta del adobe
El adobe es simplemente un material, pero en Tinogasta pasó a ser parte fundamental de la vida de sus habitantes.
Aprovechando las vacaciones de invierno decidí hacerme un viajecito hacia el oeste catamarqueño. Pasando la localidad de Tinogasta me encuentro con La Ruta del Adobe que abarca los cincuenta kilómetros que separa la cabecera departamental de la localidad de Fiambalá. A lo largo de todo el recorrido fui descubriendo monumentos históricos y pequeñas capillas hechas con adobe, la mezcla de barro, paja y estiércol.
La Ruta comienza en Casagrande, un gran predio que fue el centro de una finca construida alla por el 1800. Con sus techos de alrededor de seis metros de altura y sus muros de entre 50 y 70 centímetros de ancho, típicos de las construcciones en adobe. Casagrande está en una esquina y sus amplias y frescas habitaciones - que conservan el mobiliario de la época- son ideales para pasar allí la noche, y luego seguir hasta fiambalá.
A partir de allí podemos encontrar por la Ruta del Adobe antiguas construcciones y pequeñas iglesias y oratorios, valioso patrimonio arquitectónico de la zona. Entre ellas estan la iglesia Nuestra Señora de Andacollo de La Falda que fue parcialmente destruida por un temblor y recientemente restaurada; y el oratorio de la familia Orquera de principios del siglo XVIII que en su interior conserva una antigua imagen de la Virgen del Rosario, procedente de Chuquisaca (Bolivia), y otra de un Cristo crucificado.
Desde allí la Ruta del Adobe continúa hacia Anillaco con su iglesia que fue declarada Monumento Histórico Provincial. En la boca de la quebrada de La Troya se yergue Watungasta o Batungasta, asentamiento aborigen, y finalmente la Ruta del Adobe llega a Fiambalá y a la iglesia de San Pedro, ubicada 3 km antes del pueblo.