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Travesia por Catamarca

Se acercaba el fin del 2008 y varios amigos aprovechando los brindis veníamos intentando darle forma a la próxima travesía de Semana Santa, viaje que concretamos entre el 8/04 al 13/04. Estábamos entre Misiones y los Saltos del Moconá y la Puna Catamarqueña, que finalmente terminó imponiéndose como destino ya que ninguno de nosotros habíamos hecho una travesía por la zona
miércoles, 2 de febrero de 2011 00:00
miércoles, 2 de febrero de 2011 00:00

Hacia fin de año comenzaron los preparativos para nuestro primer viaje a la Puna de Catamarca, quedando el grupo conformado con 6 camionetas (Gabita, Morente, Polaco, Rossijor, Tito Pereyra ,Walter de mdp y condicionalmente Carlos B si el campo se lo permitía). Quiso el destino y las leyes de Murphy que con todo listo y organizado y una semana antes de la partida se produjeran 4 deserciones, que lamentamos mucho realmente: Tito por problemas médicos , Gabita por problemas laborales del Inge y Carlos B (sino es la crisis del campo es el tiempo, grrrrr) y Morente con inconvenientes varios. Walter tuvo que bajarse mucho antes por problemas laborales también, así que quedamos sólo dos chatas, la de Jorge con Yoli y la mía con Liliana, que fueron finalmente de la partida.

Habíamos planificado un viaje bastante exigente por el poco tiempo disponible, que pudimos cumplir casi en su totalidad (el único día reprogramado fue el último, nos dimos cuenta allí que nos alcanzaba 1 día para hacerlo). Arrancando en Belén, hicimos el Peñón, volcán Carachi Pampa y sus lengüas de lava, el campo de Piedra Pomez, vuelta a el peñón, Antofagasta de la Sierra y a 20 km al norte acampamos en la zona de la quebrada de Curuto, para poder visitar los petroglifos que según las investigaciones realizadas en el sitio tendrían unos 2000 años de antigüedad, correspondiente al arte rupestre de la cultura prehispánica que habitó la región durante el período Agroalfarero Temprano en Antofagasta de la Sierra. Continuamos luego hacia Antofalla subiendo por Paycuqui, por una huella muy bonita donde avistamos numerosas vicuñas y algunas llamas, como así también muchos restos de viviendas y corrales indígenas. El camino en este tramo alcanza aprox. los 4650 m, con una bajada muy pronunciada y bonita que pasa por la vega Los Colorados y nos depositó en la margen oriental del salar de Antofalla. Luego de un cruce no muy extenso por el salar, llegamos al pueblo de Antofalla para hacer noche.

Para el último día teníamos previsto salir por el paso San Francisco para dormir en Fiambalá, rumbeando hacia la huella que se desvía al salar de Incahuasi luego de bajar la Quebrada del Diablo, recorrer la nueva huella abierta por el Colo por la XX-92 de Viajeros (para evitar los tortuosos 80 km de huella 4x4 del salar de Antofalla que es el camino tradicional), pasando por Laguna Purulla, Volcán Peinado para salir en la ruta 60 cerca del Paso San Francisco. Como nos dimos cuenta que en un día iba a ser casi imposible recorrerlo, reprogramamos el día para continuar luego de bajar la Quebrada del Diablo en dirección a Antofagasta, y desandar el camino del primer día para dormir en Belén. Todo el viaje transcurrió muy bien y sin problemas físicos o contratiempos mecánicos, sólo pinchamos una rueda durante todo el recorrido. Muy temprano partimos nuevamente hacia Buenos Aires, recorriendo los 1400 km en el día para llegar a Buenos Aires a las 23.

Antes de continuar quería agradecer especialmente al Colo por su ayuda para planificar el viaje con seguridad, ya que era territorio desconocido por todos nosotros; también no quería dejar de agradecer a Eduardo por los excelentes mapas, no viajo por la Cordillera sin ellos, es un verdadero lujo y placer poder contar con esta información. También un agradecimiento especial a nuestras esposas, que se bancaron como reinas sin quejarse ni una sola vez un viaje duro para el físico y los vehículos, pero renovador para el alma y los sentidos (el traqueteo del camino te puede aflojar tranquilamente la dentadura postiza o alguna prótesis, no hace falta ir al odontólogo para sacarte algo flojo, jeje). También a Oscarcito que desinteresadamente nos brindó información muy valiosa del sitio de acampe y el dato que la viejita del puesto necesitaba medicamentos, a Fernando Vela por la rapidez para imprimirnos los calcos del viaje, y por último a los amigos que se quedaron sin viajar pero sé que nos acompañaron a la distancia y se preocuparon por que todo nos fuera bien.

Un comentario final antes de pasar a las fotos, ya que por las deserciones de la semana previa tengo que reconocer que no me sentí nada bien. Como les dije a nuestros amigos antes del viaje a raíz de los contratiempos de último minuto, no pude dejar de hacerme la pregunta acerca de dónde proviene la pasión por esto que tanto nos gusta, los viajes y travesías en 4x4. Esta vez no sentía la alegría habitual de los días previos al viaje, estaba medio frustrado; pero al fin y al cabo me dije 2 camionetas alcanzan justo para emprender un viaje así y continuamos a pesar de todo con el amigo Jorge, y por suerte encontré la respuesta que esperaba encontrar para mi pregunta inicial. Volver a experimentar esa sensación de libertad que generan esas montañas y lugares deslumbrantes, el andar con los sentidos a pleno, compartir anécdotas y ocurrencias que se dan sólo en estas salidas fue el mejor bálsamo. Miedos, rabietas, frío, cansancio, un chivito reparador al volver a la civilización, campamentos, cenas, amistad, mugre, barro, tierra, nieve, sol, lluvia, nieve, fraternidad, creo que definen lo que sentimos y descubrimos en estos viajes. Sólo Sentimientos y Sentidos así con mayúsculas, sin que nos acordemos de nuestros trabajos y problemas citadinos, obligaciones, discusiones políticas o reflexiones intelectuales, la mente se sumerge en el entorno y mágicamente aparta las preocupaciones diarias.

Cada vez que regreso de un nuevo viaje me convenzo más, unas cuantas huellitas 4x4 y unas lindas montañas son muy adictivas, así que mientras me dejen te seguiré recorriendo en 4x4, Argentina. Hasta el próximo viaje…

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