Noticia publicada por lectores de El Esquiú.com

Estancias jesuitas, queso manchego y ruinas arqueológicas en Argentina

De Tucumán A Catamarca Por La Ruta 40 En Argentina. Parte1
viernes, 30 de septiembre de 2011 00:00
viernes, 30 de septiembre de 2011 00:00

Era el turno de descender por los Valles Calchaquíes, para llegar a las provincias de Tucumán y Catamarca.

Mi expectativa era muy grande, no solo por visitar lugares que no conocía, también porque gran parte del viaje transcurriría por la ruta 40, la misma ruta que paralela a la Cordillera de los Andes recorre todo el país y que con sus 5225 km es la ruta más larga de Argentina.

Mi viaje comenzó en el norte de Tucumán, en Colalao del Valle. La mañana de sol era estupenda, aunque era otoño, el frio no se hacía notar en absoluto. La temperatura, el cielo tan azul y la sensación de que en miles de kilómetros no estábamos más que mi grupo de viaje y los cardones del paisaje, le otorgaban a este trayecto por la ruta 40 ese misticismo con que uno se la imagina y la espera.

Después de unos pocos kilómetros por la Ruta 40, decidimos desviarnos unos 3 km para visitar las Ruinas de Quilmes, las ruinas arqueológicas más grandes de Argentina. Aunque solo un 30% de la ciudad sagrada de los Quilmes ha sido reconstruida, visitando las Ruinas de Quilmes, es posible ver como vivían los aborígenes Quilmes, como eran sus casas, sus costumbres y conocer un poco de la historia.

Después de algunas fotos y de recorrer el lugar con bastante detenimiento, volvimos a incorporarnos a la Ruta 40 aunque por muy pocos kilómetros otra vez.

Nuestro objetivo era ir hasta Tafí del Valle y para ello nos desviamos en Amaicha del Valle, ya por la ruta 307 iniciamos el camino de curvas y subidas por montañas, hasta alcanzar el punto más alto del camino: El Abra del Infiernillo a 3042 msnm.

El paisaje era maravilloso, el cielo y el sol brillaban mucho más a medida que íbamos subiendo, el camino por momentos parecía desolado o solitario excepto cuando nos cruzamos con algunos camiones que nos recordaban que no estábamos solos.

Después de 57 km de curvas, subidas y bajadas llegamos a Tafí del Valle, el principal centro turístico de Tucumán y uno de los lugares más bonitos del noroeste Argentino.

Tafí del Valle esta ubicada a más de 1900 msnm, en el valle del Tafí -que separa las montañas del Aconquija con las de los Valles Calchaquíes-

Como todos los pueblos del Noroeste de Argentina, Tafí del Valle mantiene sus calles coloridas llenas de tiendas de artesanías y de productos regionales, aunque por momentos o por tramos Tafí del Valle recuerda paisajes del sur de Argentina con sus montañas verdes donde pastorean ovejas, vacas y caballos y con su gran dique la Angostura donde se puede pescar y practicar deportes acuáticos.

Después de probar el queso manchego de Tucumán y de una mañana de pesca de truchas en el Dique la Angostura, emprendimos la vuelta deshaciendo el camino que habíamos hecho 2 días atrás. Los paisajes, las montañas y la soledad del camino volvieron a sorprendernos gratamente y después de poco más de 1 hora estábamos de nuevo circulando por la Ruta 40 rumbo a Catamarca!

La frontera Tucumán/Catamarca no tardó en llegar, y Santa María fue la primer ciudad de Catamarca en donde paramos.

Santa María es la ciudad donde nació la cultura Santa María, una de las ciudades más importantes de los Valles Calchaquíes en cuanto a historia y arqueología, por ello sabíamos de antemano que aquí haríamos un stop.

En la entrada de la ciudad una gran estatua a la Pachamama nos dio la bienvenida y nos permitió pensar por algunos “metros” que Santa María sería tan o más bonita que cualquier otra ciudad importante de los Valles Calchaquíes en su vecina provincia Salta.......

Al acercarnos al centro nos dimos cuenta del gran cambio que existe de provincia en provincia. Santa María en Catamarca, pese a la gran importancia histórica y cultural que tiene en la zona del noroeste Argentino, no esta muy desarrollada ni preparada para el turismo.

La ciudad, sumamente tranquila, transcurre en su plaza principal, su museo arqueológico, su centro artesanal y muchas calles largas, angostas y dispuestas en forma de cuadricula.

Nos costó bastante tiempo encontrar un hotel abierto, fuera de temporada muchos alojamientos cierran y los hoteles que estaban abiertos ofrecían un servicio muy mínimo a cambio de una tarifa un poco alta.

Después de alojarnos, caminamos por la ciudad, por el centro, visitamos el museo y nos sentamos en su plaza.

Al observar a la gente y el movimiento de aquel sitio todos coincidimos en lo diferente del ritmo y la forma de vida, en la tranquilidad, la calma y en el tiempo que parece que nunca pasa o mucho mejor dicho, en la gente que no le preocupa que el tiempo pase.

En aquel momento recordé muchos otros pueblos que me habían causado antes esa sensación de haber viajado no solo en kilómetros, sino también en el tiempo.

Pasamos la noche en Santa María y al día siguiente decidimos visitar algunos sitios arqueológicos muy cercanos a la ciudad. Recorrimos Fuerte Quemado que lleva su nombre porque los aborígenes quemaron sus santuarios y sus lugares de asentamiento mientras luchaban contra la colonización de los jesuitas.

En la cima de sus montañas están las Ruinas de la Ventanita que son los vestigios de un sistema de miradores que tenían los aborígenes y que además servían para iniciar cada 21 de junio la fiesta del sol y el año nuevo aborigen, el Inti Raymi.

Después de toda una mañana de turismo arqueológico, donde aprendimos mucho de la historia que no conocíamos, volvimos a Santa María y desde allí emprendimos viaje nuevamente dirección sur por la ruta 40, esta vez nuestro destino más cercano era Hualfín y el más lejano, pero talvez el más esperado era el Peñón, Antofagasta de la Sierra, los volcanes y los paisajes extra planetarios de la Puna Catamarqueña.

http://www.cultourama.es/

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