Coupé Renault Fuego: 40 años de su nacimiento

Es uno de los modelos nacionales más deseados de todos los tiempos. Desarrollado como un producto vanguardista, todavía genera admiración.
sábado, 24 de octubre de 2020 15:48

La Renault Fuego se comenzó a gestar en 1976 como reemplazo de las coupés 15 y 17, cuyo estilo databa de principios de la década. Sus líneas se plasmaron en el tablero del diseñador francés Michel Jardin, bajo estricta supervisión de su connacional Robert Opron, y, por lo tanto, el resultado final fue un modelo vanguardista cuya maqueta de estudio quedó seleccionada rápidamente hacia 1977.

Si bien tomaba algo del estilo de los Renault más modernos de aquel entonces como los R14 y R18 (este último en su fase final de desarrollo), la coupé Fuego contaba con detalles que realzaban aún más su figura: perfil en forma de cuña muy acentuado, línea de cintura remarcada por una franja plástica acanalada de color negro que daba la vuelta a la carrocería entre ambos giros delanteros, manijas de puertas embutidas, gran superficie acristalada y luneta curva que oficiaba de tapa de baúl.

Para bajar costos, la Fuego fue proyectada a partir de la plataforma del Renault 18, lanzado en 1978, de modo que compartieron muchos elementos mecánicos, como los motores 1.4 (64 CV) y 1.6 (96 CV), frenos, cajas y suspensiones, pero nada tenían en común tanto en el exterior como en el habitáculo.

Recién a partir de 1981, cuando el 18 recibió su primer restyling, se le incorporó el tablero de la Fuego, y varios elementos de los paneles laterales y la consola. Inicialmente, la Fuego contó con un tercer impulsor, que no compartía con el 18, y que le daba algo más de coherencia entre su look y sus prestaciones.

Era el dos litros de 110 CV que utilizaba el R20, y que fue colocado en el R18 por primera vez en la Argentina. La producción en serie comenzó en la planta de Billancourt, en diciembre de 1979, mientras que su presentación oficial, en el Salón del Automóvil de Ginebra, y posterior comercialización, se llevaron a cabo durante 1980.

Coupé Fuego, un "exitazo argento de aquellos"

Su principal característica, y por la que fue muy valorada en nuestro país, era que no se trataba de una versión dos puertas derivada de un sedán, sino de una coupé diseñada desde cero, algo que no se daba en autos de fabricación nacional desde la comercialización de las Coupé Fiat 1500, 1600 y 125.

Renault Argentina comenzó a vender el producto al año siguiente de su lanzamiento europeo, y como resultó ser un éxito, enseguida puso manos a la obra para que la Fuego fuera nacional. Así, a partir del 1 de julio de 1982 se comenzó a ensamblar en la planta de Santa Isabel, Córdoba, con varios de sus componentes importados, que se fueron nacionalizando con el paso del tiempo.

Para aquel entonces la diferencia con el modelo francés radicaba únicamente en el interior, ya que la tapicería textil del modelo galo había sido reemplazada por cuero. En 1985 llegó la Fuego GTX II, que contaba un leve restyling en el que los mayores cambios estaban en el habitáculo.


 

El tablero pasó a ser de visera larga, recibió nuevo instrumental y mayor equipamiento. Por fuera, se cambiaron las llantas por unas planas más modernas, pero el resto del auto no se modificó. A partir de 1987 se comenzó a vender la versión GTX 2.2, en alusión a su nuevo motor de 2.165 cm³ con 116 CV.

Los cambios estéticos eran muy pocos: nueva parrilla con la parte superior del color de la  carrocería, llantas más modernas, y nuevas paleta de colores y tapicería. Mecánicamente sumaba discos de frenos en las ruedas traseras, convirtiéndose en el primer auto argentino en contar con cuatro discos.

El gran cambio en la Fuego argentina llegó a fines de 1988, con la denominada GTA; un desarrollo de Oreste Berta para Renault Argentina. Recién comenzaba el auge de pintar las zonas plásticas del auto con el color de la carrocería, por lo que la Fuego no estuvo al margen y cambió las molduras acanaladas negras por unas lisas pintadas con el mismo color que el casco.

Esto hizo que también cambiaran los espejos por otros de ese mismo color, utilizados en el R21. Incorporaba nueva grilla, también pintada del color de la  carrocería, faros traseros fumé y nuevo panel de cola “ciego”, que motivó el paso de la patente trasera al paragolpes, que también era nuevo, al igual que las llantas de aleación, que eran planas con un aleteado perimetral tipo turbina.

La motorización siguió siendo la misma del modelo anterior. En 1990 salió una versión mejorada denominada GTA Max, que erogaba 123 CV de potencia al mejorar algunos aspectos del motor J6T. Exterior e interior se mantuvieron casi sin cambios, y por fuera se las distinguía por el emblema trasero, la tercera luz de stop incorporada en el spoiler y la doble salida de escapes de ésta última, mientras que adentro cambiaba el volante y sumaba alarma volumétrica.

 

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