Locura: un pasajero de colectivo le disparó al chofer y no lo mató por milagro

miércoles, 3 de octubre de 2018 18:05
miércoles, 3 de octubre de 2018 18:05

Una situación de locura y furia sucedió en la vecina provincia de San Juan y, por milagro, no terminó con un muerto. 

Es que durante la noche del martes, un pasajero de colectivo se enojó con el chofer y le disparó a matar, aunque por fortuna la bala dio en la ventanilla y el trabajador resultó ileso. 

El motivo habría sido que el conductor no quiso ingresar a un lote llamado La Bebida, en Rivadavia, lo que originó la furia del violento usuario. 

“Tuve un angelito de la guarda que me cuidó”, expresó Néstor López (51), chofer de la línea 17 al Diario de Cuyo. 

A lo que añadió: “Anoche, en mi último viaje, dos jóvenes subieron en el Centro. Casi al final del recorrido, cuando ya habían bajado todos los pasajeros salvo ellos, me preguntaron si entraba a los lotes de la zona. Les dije que no y se enojaron”, contó. 

Y continuó: “Empezaron a insultarme y yo sólo les explicaba que ya no entramos a esa zona. Mi idea era no confrontar. Mientras seguían a los gritos, se bajaron y desde la calle uno me amenazó diciendo: ‘Ya vas a entrar al lote y te vamos a agarrar’ y cosas por el estilo. Entonces, le respondí: ‘Qué me vas a agarrar, vos’. En ese momento, vi que sacaba un arma de entre su ropa. Sólo escuché la explosión y después, mientras manejaba sentía cómo caían los vidrios de la ventanilla de mi izquierda". 

Tras el mal momento, el hombre llamó al 911 y se dirigió a la empresa. Allí contó lo sucedido y fue trasladado a la Comisaría 34 para radicar la denuncia.

No hay detenidos por el momento. 

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Comentarios

3/10/2018 | 19:36
#149006
Debo confesar que en mi juventud algo parecido me ocurrió con un colectivero. Llovía torrencialmente en Córdoba y yo tomé un colectivo Mercedes Benz de los nuevos para llegar a mi casa en un barrio. Para en la esquina que corresponde y aunque venía medio vacío, trato de bajar por la puerta delantera para llegar al cordón de la vereda sin mojarme en el río que corría por la cuneta. El conductor me cerró la puerta y me dijo: ¡por atrás! Volví a subir las escalerillas de adelante y fui por el pasillo mientras el vivo aceleraba y amagaba partir. Llegué al puerta, la abrió y volvió a arrancar (o amagar) y le sacudí una piña al espejo curvo que tenía en la puerta de atrás. Y me bajé. Ni mu dijo el tipo y se fue, supongo con la bronca de lo sucedido. Y yo con un tajito cuya cicatriz tengo toda´vía en el canto de mi mano izquierda...