Cuáles son los medicamentos más recetados en la Argentina

Una consultora reveló que el 80% de los más consumidos se consigue en las farmacias desde hace más de 20 años.
lunes, 25 de octubre de 2021 16:03
lunes, 25 de octubre de 2021 16:03

Con la pandemia, el consumo de psicofármacos creció cuatro veces más que el resto de los medicamentos, según un informe de la Confederación Farmacéutica Argentina (CFA). Durante 2020, el clonazepam fue una de las drogas más vendidas y continúa en el podio. No obstante, no lidera el ranking de los fármacos más recetados en la Argentina.

De acuerdo con un análisis realizado por la consultora IQVIA, el 80% de los medicamentos recetados se consigue en las farmacias hace más de 20 años. Para asombro de muchos, la levotiroxina (prescripta para tratar el hipotiroidismo) es la droga más recetada en el país. Le siguen la aspirina (analgésico, antiinflamatorio), el enalapril (antihipertensivo), el alprazolam (ansiolítico) y el clonazepam (ansiolítico). Luego, el bisoprolol (antihipertensivo, antianginoso), el losartán (antihipertensivo), el paracetamol (analgésico y antifebril) y, en el último puesto, la metformina (hipoglucemiante, para tratar la diabetes).

La levotiroxina, que ocupa el primer puesto y se utiliza en el mundo hace más de 70 años, se usa para el tratamiento habitual del hipotiroidismo. Este medicamento oral restaura los niveles adecuados de la hormona tiroidea y revierte los signos y síntomas del trastorno.

En la lista aparecen los ansiolíticos y antidepresivos como el clonazepam y el alprazolam. Durante 2020, se vendieron 538.514 unidades más de la primera droga y 344.880 unidades más de la segunda que en 2019. “Cantidades que triplican y quintuplican el promedio general de unidades dispensadas”, reveló un estudio de la CFA.

“Esta tendencia creciente en la venta de psicofármacos se mantiene en 2021, aunque en un porcentaje levemente menor: 4,51% de aumento total contra 5,69% en el año de la pandemia”, indicó el estudio. El año pasado, se comercializaron en la Argentina 51.951.691 unidades de psicofármacos, más de uno por cada argentino, si se toma a toda la población del país. “Durante el año del inicio de la pandemia, el total de medicamentos vendidos fue de 689.838.945 unidades, lo que rompió con la tendencia descendente de 2019 al aumentar un 1,35%”, reveló el informe.

Según IQVIA, la antigüedad de los 20 productos más populares es de 37 años, considerando la fecha de lanzamiento de los principios activos en la Argentina.

Consecuencias del COVID-19 en la salud mental

Más allá de las flexibilizaciones, los argentinos cumplieron casi 500 días conviviendo con el coronavirus y las medidas restrictivas. Fueron constantes fluctuaciones que impulsaron un pensamiento que, en muchos casos, provocó patologías. Incluso, sin convertirse en una enfermedad, las conductas se modificaron y las consecuencias se viven diariamente.

“Se está viendo muchísimo y se suponía que iba a ocurrir, pero no ahora ni tampoco en esta magnitud, que la gente no retomó su vida de forma medianamente normal. Muchas empresas no consiguen trabajadores porque no dejan sus casas o la gente joven no sale. Es como la alegoría de la caverna de Platón, su casa se convirtió en su zona de confort y es preocupante porque, sin patología, es una restricción de la existencia en todas sus manifestaciones”, explicó el médico psiquiatra y psicoterapeuta Enrique De Rosa Alabaster (M.N. 63.406).

“Cada persona reacciona de forma diferente. Por ejemplo, el hiperactivo hace de todo para suplirlo, el violento incrementa su violencia, el inhibido se cohíbe más, y a eso se le suma el incremento de uso de sustancias, como el alcohol o la automedicación. Y en una franja social con un limitante económico, que no son marginales y que antes eran clase media, esto es aún más acuciante porque además está la frustración existencial que se convierte en combustible”, añadió el especialista.

“Hay oscilaciones de estrés. Primero, la amenaza y, después, parece que se sale del pico. Se relajan los cuidados y se permite que las personas tengan más acceso a los factores protectores, como son las salidas sociales, deportivas o de esparcimiento que permiten mejorar la salud mental. Pero, además, hay personas que se adelantaron a esto y otras que siguen desconfiando. Es decir, hay dos desviaciones: por exceso o por defecto, pero hay que encontrar un punto medio”, afirmó por su parte Martín Etchevers (M.N. 22.073), profesor a cargo de la materia Clínica Psicológica y Psicoterapias: Emergencia e Interconsultas y además secretario de investigaciones de la Facultad de psicología de la UBA.

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