Un grupo de obreros encontró este viernes una bolsa con restos de huesos humanos en el patio del Hospital Iriarte de Quilmes y los investigadores no descartan que esté relacionado con el centro clandestino de detenciones que funcionó durante la última dictadura militar, conocido como Pozo de Quilmes.

El hallazgo ocurrió en el Hospital Isidoro Iriarte, cuando un grupo de trabajadores que excavaba un pozo para hacer la cámara séptica en el patio -ubicado en el corazón del centro de salud- se toparon con un solo resto óseo. Al principio no les llamó la atención y siguieron trabajando.

Si bien al principio no les llamó la atención, unos metros más abajo encontraron una bolsa con una gran cantidad de huesos. Automáticamente, llamaron a la Policía y el caso quedó en manos de la fiscal Mariana Curra Samaniego, titular de la UFI N°6 de Quilmes.

La cercanía del hospital con el Pozo de Quilmes obligó a la fiscal a convocar al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para que analice la escena con el objetivo de descartar hipótesis. Los especialistas fueron citados para este lunes.

“Ahora todas las líneas investigativas están abiertas, no hay nada firme que indique que está relacionado con el centro clandestino, pero debido a la cercanía hay que investigar. De momento, parecerían ser los restos de un solo cuerpo adulto”, señalaron desde la investigación.

Desde la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense confirmaron que “los restos óseos ya están en manos de antropología forense tras la intervención de la fiscalía de turno”.

Además, Curra Samaniego ordenó distintos peritajes para tratar de identificar los restos que, según una fuente de la investigación, fueron encontrados en donde funcionaba una antigua capilla que tenía el hospital y que estaba en desuso.

El EAAF, fundado en 1984, inicialmente trabajó en la identificación de personas víctimas del delito de desaparición forzada durante la última dictadura cívico-militar. Hasta la fecha recuperó más de 1400 cuerpos, identificó a más de 800 personas y aportó pruebas en gran parte de los juicios de lesa humanidad.

Su labor continúa, ya que tiene en resguardo más de 600 cuerpos recuperados del período 1974-1983 sin identificar. En las últimas dos décadas, su trabajo se expandió a otros casos que involucran restos de personas sin identificar o la búsqueda y recuperación de cuerpos de personas desaparecidas en todo el mundo.