Zapateros y sastres argentinos ceden ante la inflación: "El peor momento"

miércoles, 17 de mayo de 2023 11:57

En el taller de zapatos de Juan Capano, en las afueras de Buenos Aires, la inflación del 109% tiene un doloroso impacto diario: cambia constantemente los costos de los insumos para el cuero, los cordones y la goma que los trabajadores ensamblan en las botas con sus máquinas.

Argentina está luchando contra una de las tasas de inflación más altas del mundo y la peor desde 1991, lo que hace surgir el espectro de la hiperinflación y una crisis económica.

Cuatro de cada 10 argentinos vive en la pobreza, mientras que los estrictos controles cambiarios derivan en que los dólares se negocien en mercados no oficiales al doble del precio oficial, lo que infla el costo de las importaciones.

"Es el peor, el peor momento de la industria de calzado. El peor de todos los momentos en cuanto a salario, en cuanto a producción, en cuanto a todo es el peor momento", dijo a Reuters Capano, de 56 años, y agregó que había que mirar a la hiperinflación cercana a 1990 para encontrar una situación comparable.

En esos tiempos, explicó, los precios de los proveedores cambiaban casi a diario. De hecho, el sector de prendas de vestir y calzado experimentó la peor inflación mensual de todas las categorías en abril con 10,8%, según muestran los datos de la agencia de estadísticas INDEC. El aumento general fue del 8,4%.

"Todos los proveedores me facturan en pesos, todos los días me cambian los precios. Hay listas de precios a veces de proveedores importantes que no las tocan todos los días, pero dos veces por semana seguro", dijo, y agregó que esto se vio agravado por los altos impuestos y las menores ventas.

A pesar de la reducción de los márgenes de ganancias y la incertidumbre, Capano afirmó que busca evitar despidos entre sus 40 trabajadores, una tendencia más amplia que ha hecho que los niveles de empleo se mantengan, por ahora, en Argentina a pesar de una caída en los ingresos y el poder adquisitivo.

Las ventas, sin embargo, se han estancado a medida que los consumidores más afectados se ajustan los cinturones, dijeron Capano y otros.

"La sensación es que la gente quiere comprar, pero no llega", dijo Gustavo Casabe, de 57 años, propietario de una zapatería, que intentaba estimular las ventas permitiendo que la gente pagara en cuotas sin intereses. "En definitiva, vos absorbés el costo pero tenés un poquito más de venta", añadió.

En un mercado de ropa en la capital, los comerciantes se quejaron de los precios de importación más altos por la volatilidad de los tipos de cambio. El peso llegó a casi 500 por dólar en los mercados paralelos el mes pasado, mientras que cotiza a cerca de 231 en la plaza oficial.

"Los precios han subido tres, cuatro veces por culpa del dólar. La mayoría trabajamos con productos importados, las telas son importadas", dijo la comerciante Susana Habib. "No podés tener cuatro o cinco tipos de cambio diferentes. Es simplemente imposible", agregó.

Los compradores dijeron que cada vez es más difícil comprar ropa y telas, ya que los precios superan los salarios. Mientras tanto, los vendedores señalaron cambios en los hábitos que incluyen a más personas que buscan restaurar ropa vieja en lugar de comprar nueva.

"He visto a gente traer un vestido de novia para que yo pueda transformarlo en un vestido de quinceañera (decimoquinto cumpleaños)", dijo la diseñadora María Teresa Pedulia.

"Yo nunca arreglaba ropa, pero la gente ahora arregla ropa porque no puede permitirse comprarla", concluyó.

Fuente: Reuters

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