Matías de 28 años se encuentra dentro del espectro autista, además de tener un diagnóstico de Asperger, según contó su familia. Vive en una sencilla casa de General Pacheco.

Recientemente, se difundió en redes sociales una acusación falsa que señalaba a un joven con discapacidad de torturar animales. Esta información resultó ser una broma malintencionada de un "hater", pero provocó una reacción violenta en su comunidad. Un grupo de vecinos, indignados por la supuesta denuncia, se presentó frente a su casa con la intención de prenderle fuego. Afortunadamente, la intervención policial evitó que la situación escalara aún más.

Eran videos donde se apuñalaban perros, se les volcaba agua hirviendo o se ahorcaban gatos. En uno de ellos aparecía una mascota con un hierro atravesado en la cabeza. En ninguno se veía la cara de Matías y en apenas uno se escuchaba una voz similar a la suya, pero en los textos se indicaba que las grabaciones eran propias. Y que también disfrutaba haciéndolo. En un par de días se crearon siete perfiles de Instagram, nueve de TikTok, cinco de X.

A la par, por otros foros comenzaron a circular las capturas de estos perfiles y posteos atribuidos a Matías, con el objetivo de hacer campañas para escracharlo. También se compartía la dirección de su casa, o del lugar donde trabajaba su madre. Algunos influencers de protección animal compartieron el caso, fogoneando la bronca digital contra el presunto autor.

La situación también pone de manifiesto los peligros de las "fake news" y el impacto que pueden tener en la vida de las personas. Es fundamental que, como sociedad, promovamos el respeto, la empatía y la responsabilidad en el uso de las redes sociales.