El gobierno de Javier Milei ha dado un nuevo paso hacia la privatización del Banco de la Nación Argentina (BNA) al permitir que los organismos de la administración pública nacional contraten bancos privados para el manejo de cuentas sueldo de empleados públicos. Esta medida fue formalizada a través de la Decisión Administrativa 9/2025, publicada en el Boletín Oficial, y marca un cambio significativo en las normativas que previamente obligaban a utilizar el BNA para estos servicios.

La nueva resolución, asigna a once bancos privados la gestión del servicio de apertura, mantenimiento y gestión gratuito de cuentas sueldo. Entre las entidades seleccionadas se encuentran Credicoop, Santander, Galicia, BBVA, ICBC, Patagonia y Macro, entre otras. Los contratos para la gestión de las cuentas sueldo tendrán una duración de tres años, con la posibilidad de prórroga por un año adicional. Aunque el BNA seguirá ofreciendo este servicio, no será el único proveedor y deberá competir en igualdad de condiciones con los bancos privados.

Esta decisión se inscribe en el plan de desregulación impulsado por el ministro de Economía, Federico Sturzenegger, quien ha eliminado diversos beneficios que antes favorecían a las empresas estatales. Antes de esta medida, la ley exigía a los empleados públicos recibir sus sueldos únicamente a través del BNA, lo que garantizaba su centralidad en el sistema financiero argentino y contribuía significativamente a sus ingresos por comisiones y gestión de cuentas.

Actualmente, el Banco Nación gestiona 550,000 cuentas de haberes del Estado, en un contexto donde totalizan 1.3 millones de cuentas sueldo en el sistema. Sin embargo, la introducción de bancos privados en esta arena podría cambiar el equilibrio del mercado, que hasta ahora ha estado mayormente dominado por la entidad estatal. Además, los bancos privados ya participan de este sector a través de contratos en universidades y otras instituciones.

La decisión del gobierno también se ve enmarcada dentro de un contexto más amplio, donde el 19 de febrero se convirtió al BNA en una sociedad anónima por decreto, abriendo la puerta a la entrada de capitales privados. Este cambio ha suscitado preocupación entre sindicatos y sectores productivos, que advierten que puede ser el inicio del fin de la banca pública en Argentina.

El Banco Nación, con más de 17,400 empleados y 721 sucursales en todo el país, es conocido no solo por su papel en el sistema financiero, sino también por su importancia social, ya que proporciona servicios a jubilados y pensionados, así como financiamiento a pequeñas y medianas empresas, particularmente en momentos de crisis.

La medida actual de permitir la competencia de bancos privados en la gestión de cuentas sueldo podría significar un cambio paradigmático en la administración financiera del Estado, con implicaciones significativas para el papel futuro del Banco Nación en la economía argentina.