Sus dunas móviles, únicas en Sudamérica, han sido declaradas Monumento Natural. Se trata de una lugar apasible y paradisíaco donde conviven familias de pescadores, artesanos y visitantes de todas partes del mundo.

En Cabo Polonio la mayoría de las viviendas no cuentan con energía eléctrica, salvo aquellas que disponen de un grupo electrógeno propio. Tampoco hay alumbrado público, lo cual es una de las características propias del lugar, y permite, en las noches despejadas, apreciar el cielo estrellado como en ningún otro destino de la costa uruguaya.

En temporada turística (de enero a marzo) Cabo Polonio cuenta con varios restaurantes abiertos, posadas y casas en alquiler. Los visitantes, en especial los provenientes de países europeos, enloquecen con sus características rústicas y bohemias, y sus extensas costas vírgenes, de arenas doradas, con un mar inigualable y hasta una importante reserva de lobos marinos.

Habitado por pescadores y artesanos, Cabo Polonio es una aldea marítima que conserva su primitiva belleza en estado puro, donde el ritmo vertiginoso del “progreso” aún no ha arribado para terminar contaminándolo todo… Aquí los turistas de espíritu aventurero disfrutan como en ningún otro lugar de un entorno agreste e impoluto.

El pueblo cuenta con pequeños comercios de artesanías que atienden a los residentes y turistas, proveedurías y casas de comida. Declarado área protegida, en Cabo Polonio sólo se permiten construcciones de hasta 55 metros cuadrados, hechas con troncos, madera y chapa, y actualmente no se están concediendo licencias para realizar nuevas obras.

Las casas guardan armonía con el entorno natural, conservando el encanto que lo distingue. El acceso a Cabo Polonio debe realizarse mediante vehículos 4×4 que brindan el servicio de traslado. Para llegar al pueblo es necesario atravesar dunas y médanos, por lo que se hace difícil recurrir a otros medios de transporte.

Más información sobre Cabo Polonio.

Fotos de Reynaldo Álvarez http://www.flickr.com/photos/tulele_uy/