El hecho habría sido advertido por uno de los feligreses de la Iglesia del Señor de los Milagros, de la localidad de La Tercena, Fray Mamerto Esquiú, quien reparó en la falta al concurrir al templo a celebrar la misa diurna.

La campana pesaba aproximadamente 100 kilos y estaba constituida de bronce en su totalidad, lo cual habría sido el motivo del robo dado su buen precio en mercados negros. Era una de las tres que se pueden encontrar en el santuario, declarado monumento histórico nacional.