Hoy el tribunal de la Cámara Penal de Segunda Nominación escuchará el testimonio más importante en el marco del juicio oral por el “Crimen del Calvario”. Se trata de un vecino de apellido Frías, que fue testigo privilegiado de la pelea que terminó con la vida de Gillermo Antonio Carrizo (59) el pasado 14 de marzo, hecho por el que están imputados Raúl Eduardo Mascareño (29) y José Cornelio Solohaga (51) como supuestos coautores del delito de “homicidio simple”.
En la jornada de ayer declararon tres testigos. El primero fue uno de los médicos que intervino en la autopsia del cuerpo de Carrizo, Edgar Gallo Canciani, quien entre otras precisiones, señaló que la víctima no tenía lesiones compatibles con puñetazos. Y que las pedradas más severas las recibió por la espalda, incluso la que le causó la muerte por hundimiento y fractura de la base del cráneo. Esto contradice la postura exculpatoria de Solohaga, quien aseguró que él sólo le aplicó golpes de puño a la víctima.
También declararon dos hijos de Carrizo, quienes ratificaron que su padre mantenía una relación íntima con la madre de Mascareño, en cuya vivienda se desató el trágico episodio. Aunque afirmaron que no era una relación muy seria y que la víctima sabía que la mujer era infiel.
También acusaron al imputado de haber robado en dos oportunidades a su padre.