Un joven denunció haber sido víctima de graves apremios ilegales por parte de personal de la Comisaría Quinta, que lo llevó hasta la dependencia demorándolo sin motivos y en el transcurso del viaje no sólo le aplicaron golpes de puño en la cara y la cabeza, sino que le apretaron fuertemente los genitales.
Según relató a El Esquiú.com la madre de Indalecio Zavaleta, Victoria Narváez, su hijo iba con un grupo de amigos por avenida Ocampo y doblaron hacia El Jumeal, en dirección al local bailable Wicca, cuando en el sentido contrario al que ellos se dirigían, un móvil policial hizo su aparición a alta velocidad.
De acuerdo con el relato del joven a sus familiares, y según dejó constancia posteriormente en la Unidad Judicial Nº5, la patrulla venía a una gran velocidad y ambos coches casi chocan, pero esto no ocurrió a causa de una rápida maniobra del joven que iba a bordo del vehículo.
Luego del lógico mal momento causado por lo que casi fue un accidente, el auto en el que iban los jóvenes, con Zavaleta en el asiento del acompañante, siguió su marcha normalmente, pero por un tramo muy corto, puesto que cuando llegaron a la altura de Illia y la avenida de El Jumeal, el móvil con que casi protagonizan un accidente apareció una vez más, esta vez para pedirles que se detengan, lo que hicieron cruzándose en el camino de su vehículo e impidiéndoles el paso.
Una vez que se detuvieron para acceder a la requisitoria de los policías, éstos les pidieron que se bajen amenazadoramente, diciéndoles que no se tendrían que haber retirado del lugar después de lo que había pasado. Los jóvenes en completo estado de estupefacción, ya que en definitiva no había pasado nada, descendieron del coche y apenas segundos después, dos móviles más de la policía se hicieron presentes en el lugar.
Indalecio Zavaleta, en ese momento, fue tomado por la fuerza por uno de los agentes, que lo obligó a subir al asiento trasero de la camioneta policial y se sentó a su lado.
Lo que Zavaleta seguramente no sospechaba era lo que iba a suceder a continuación, porque fuera de todo protocolo policial, en vez de solicitarle su documentación o algo parecido, el uniformado comenzó a golpearlo, aplicándole golpes de puño en la cabeza y específicamente en la cara y la boca. La tortura que le infringió el policía, sin embargo, no se quedó allí, sino que también tuvo que soportar que el policía le tome los genitales y se los apriete fuertemente, lo que le causó gran dolor.
Los golpes continuaron hasta que el policía lo hizo descender en la sede policial, momento en el que recién le solicitaron su documentación.
Pero el maltrato y los apremios tampoco cesaron allí, ya que, según denuncia el joven, por las lesiones que había recibido, no paraba de brotar sangre de su boca, la cual cayó al piso, lo que causó gran enojo en el policía que le había pedido la documentación, que lo hizo que se descalce y con su propio pie, limpiar la sangre del piso.
La madre del joven, una vez enterada del maltrato al que se vio sometido su hijo, decidió efectuar la denuncia en la sede judicial correspondiente y también a través de los medios de comunicación.
 

Investigación

Fuentes judiciales indicaron que se está investigando la denuncia, pero los policías declararon que los jóvenes son los que tuvieron un comportamiento agresivo.