El viernes en la avenida Presidente Castillo

Asaltaron a conocido dirigente del PO y comerciante, Díaz Martínez

Dos sujetos encapuchados lo amenazaron con pistolas .45mm y se llevaron cerca de $2000 en efectivo y mercadería.
sábado, 19 de enero de 2013 00:00
sábado, 19 de enero de 2013 00:00

Un comerciante fue amenazado por dos delincuentes fuertemente armados, que ingresaron en horas de la noche a la librería de su propiedad, ubicada en avenida Presidente Castillo al 3700. Se llevaron $1700 y tarjetas telefónicas por un valor de $500, pero antes, revisaron todo el local y su casa particular.
Ignacio Díaz Martínez, quien es reconocido no sólo por su rol de comerciante en la transitada avenida catamarqueña, sino por su papel como dirigente del Partido Obrero, relató a El Esquiú.com cómo se dieron los hechos.
El comerciante indicó que alrededor de las 21.30 del viernes, se encontraba en el local de su propiedad solo, en un horario del día en el que hay gran concurrencia de público, en general personas que se acercan a hacer recargas para telefonía celular; cuando, en determinado momento, ingresa un hombre con un casco colocado en la cabeza.
Al observar que ingresaba al negocio de esta manera, Díaz Martínez le advirtió que no lo atendería si no se descubría el rostro, pero sin mediar palabra, el delincuente sacó de sus ropas un arma de fuego calibre .45 y se la apuntó a la cara.
Al verse bajo esta amenaza, pero aún pensando que el delincuente se encontraba solo, el comerciante decidió levantarse de donde se encontraba sentado y defenderse, pero allí es cuando notó que el individuo no se encontraba solo, sino que fuera del local, un sujeto, también con el casco colocado y un pasamontañas abajo del mismo, lo esperaba con un arma del mismo calibre en su mano.
El sujeto obligó a Díaz Martínez a ingresar al pasillo que comunica con su vivienda particular, y apuntándole con el arma en la cabeza en todo momento, lo hizo arrodillarse en el piso.
Una de las mayores preocupaciones del referente del PO era que su anciana madre se encontraba en el interior de la casa en esos momentos, y al escuchar la interacción entre los ladrones y su hijo, rompió en llanto desesperada ante la impotencia de lo que estaba pasando, sin poder hacer nada.

No más de 10 minutos

Los ladrones se tomaron su tiempo para requisar cada uno de los rincones del local comercial, y hasta ingresaron a la habitación donde se encontraba la atemorizada mujer, afortunadamente, sin producirle lesiones.
Finalmente, se retiraron llevándose la suma de $1700 en efectivo, a lo que agregaron todos los chips de telefonía celular y tarjetas de carga de crédito que había en la caja, y una bolsa con tarjetas de crédito y débito del hombre y su madre.
Toda la maniobra delictiva, según relató el propietario del comercio, sucedió en un periodo de “7 o 10 minutos”, los suficientes para apoderarse de todo lo que quisieron y darse a la fuga, lo que hicieron a bordo de una motocicleta.
El dueño del local indicó que luego del nerviosismo propio de haber sufrido un embate de esta naturaleza, salió a la calle corriendo para intentar ver si algún eventual cliente había podido ver algo o especificar algún detalle concreto que sea de utilidad para identificar a los cacos, pero en ese momento no había testigos a la vista y le fue imposible reconocerlos, ya que sólo pudo ver sus ojos.
Su madre, por otro lado, fue capaz de ver a uno de los delincuentes con el rostro descubierto, pero sólo de lejos y en la oscuridad, pudiendo únicamente indicar que era “muy morocho”.
El comerciante radicó en horas tempranas de la mañana de ayer la denuncia sobre lo sucedido en la Unidad Judicial Nº 3, y se hizo presente personal policial en el lugar de los hechos.


Mal social

El referente del Partido Obrero, además del relato realizado sobre el hecho delictivo, destacó que este tipo de situaciones se dan a causa de “un tejido social que se encuentra en estado de descomposición”, que lleva a las personas a realizar este accionar delictivo en detrimento de los demás y sin medir consecuencias. “Cualquiera pudo haber entrado al negocio cuando me estaban apuntando a la cabeza”, relató, poniendo de manifiesto la inconsciencia con la que los delincuentes actúan sin medir consecuencias.

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