Un hombre se tomó a golpes de puño con un grupo de remiseros luego de que éstos intentaran frenar la furiosa golpiza que le estaba propinando a una mujer en pleno casco céntrico.
El violento episodio tuvo lugar en la esquina de calles San Martín y 9 de Julio, aproximadamente a las 14.30 de ayer.
Allí, un hombre de unos 40 años comenzó a increpar a una mujer, aparentemente su pareja, por razones que no trascendieron. Por la manera en que estaba vestido, el sujeto sería guardia de seguridad de una empresa privada. La cuestión se vio agravada cuando el individuo le quitó a la mujer un teléfono celular que estrelló violentamente contra el piso.
Fue entonces que el agresor tomó a la mujer y tras gritarle le propinó unos cuatro o cinco golpes de puño que impactaron en el rostro de la víctima.
Ante el maltrato físico, la mujer intentó resguardarse ingresando a un automóvil Renault 21 que sería propiedad de ambos, pero el hombre abrió la puerta y siguió golpeándola. Tras sacarla del vehículo por la fuerza, le arrebató la cartera y comenzó a revisarla.
En un principio parecía que nadie advertía el hecho que estaba ocurriendo a unos metros del seminario. Sin embargo, varios remiseros se agruparon en el lugar al ver lo que sucedía hasta que finalmente decidieron tomar cartas en el asunto.
Unos cinco hombres, entre remiseros y transeúntes comunes, se abalanzaron sobre el agresor para evitar que siguiera golpeando a su pareja. Mientras uno de ellos lo tomó por la espalda, otro le dio varios golpes en el estómago, tras lo cual ambos fueron separados mientras se insultaban.
Acto seguido, la tensión aumentó ya que al ser soltado, el hombre se quitó el cinto y comenzó a correr a quien lo había golpeado, todo ello ante los gritos de la mujer, quien al ver que golpeaban a su pareja salió a defenderlo.
Los remiseros habían dado aviso al Comando Radioeléctrico cuando llegaron al lugar; no obstante, por la vertiginosidad con la que transcurrieron los hechos, ningún móvil tuvo tiempo de llegar.
Los trabajadores del volante disuadieron al golpeador de continuar con su postura, y finalmente éste tomó a la mujer de un brazo y la metió a fuerza de empujones dentro del auto, para luego encender el automóvil e irse del lugar.
Los testigos del hecho comenzaron a dispersarse de a poco hasta que finalmente la siesta volvió a su tranquilidad habitual.
Hasta el ciere de esta edición, no se había registrado ninguna denuncia por el hecho, fortuitamente registrado por las cámaras de este medio.

Sin policías

La tremenda paliza quedó impune, ya que si bien uno de los remiseros que intervino dio aviso a la policía, por la rapidez con la que el agresor se subió al auto con la víctima y se fue no dio tiempo a que llegaran los efectivos.