Un joven fue condenado ayer a cumplir una sentencia de 3 años y 6 meses de prisión efectiva por un hecho de robo en grado de tentativa cometido el 28 de agosto de 2012, en una casa cercana al Cementerio, en la zona sur de la ciudad.
Pablo Roberto Vera llegó al banquillo de los acusados bajo la imputación del delito de “robo en grado de tentativa agravado por el uso de armas y amenazas en concurso real”, por un incidente que tuvo lugar en la fecha mencionada, en momentos en que, según la denuncia de los damnificados, entró al hogar de un pastor evangélico cuando toda la familia estaba durmiendo, cuchillo en mano, e intentó apoderarse de objetos de valor.

Su versión

El imputado decidió prestar su testimonio para deslindarse de la responsabilidad de los hechos que se le atribuían, momento en el que aprovechó para dar su versión: que había llegado a ese domicilio con el objetivo de comprar drogas, pero cuando llegó a su casa y las quiso consumir, se dio con que éstas eran de “pésima calidad”.
Vera, entonces, y siempre según su versión de los hechos, decidió retornar a la casa en donde se había llevado a cabo la transacción, pero allí no le quisieron devolver el dinero, por lo que montó en cólera y se dio la escena por la que luego lo denunciaron.
El joven se defendió indicando que no iba armado -lo acusaban de portar un cuchillo tipo “Rambo”- y que no había tratado de robar nada, pero lo que los siguientes testigos llamados a declarar expresaron contradijo sus dichos, puesto que manifestaron que era una familia de bien, que su padre era pastor evangélico y que allí no se vendían estupefacientes de ninguna clase.
El fiscal subrogante de la Cámara Penal Nº3 pidió para el acusado una pena de 3 años y medio, lo que el juez Marcelo Soria consideró justo.
A su vez, el abogado defensor de Vera, Víctor Castro, en el momento de los alegatos solicitó que se cambie la calificación a “robo simple”.