En un juicio abreviado realizado en la Cámara Penal de Tercera Nominación, Víctor Luis Sosa -popularmente conocido como el “Pelao”- fue condenado a purgar una pena de cinco años de prisión por una serie de delitos perpetrados entre 2011 y 2012.
Seis imputaciones recayeron sobre el acusado: un robo simple, dos robos en grado de tentativa, dos hurtos simples y una estafa, todos conjugados en concurso real. Por todos estos hechos, los jueces de Cámara entendieron que el delincuente debía purgar una pena de cinco años.
El juicio, cabe destacarlo, se vio abreviado, ya que el abogado defensor de Sosa, Sergio Guillamondegui, y el fiscal de Cámara, Rubén Carrizo, acordaron la pena por todos los hechos en virtud de la confesión del joven y las pruebas contundentes en su contra. Entre éstas, se contaba una importante cantidad de material filmográfico que inculpaba de manera directa en varios hechos al “Pelao” Sosa.
En primer lugar, por un hecho que data de agosto de 2011, a Sosa se le imputó un robo en grado de tentativa, ya que intentó llevarse una caja registradora de una despensa del barrio 48 Viviendas, hecho que la propietaria del local logró impedir.
En segundo lugar, el acusado también respondió por un hurto simple, ya que en mayo de 2012 ingresó a un local comercial denominado Benardi e Hijos, y sin haber hecho uso de violencia, se llevó una motosierra naranja valuada en varios miles de pesos.
En junio de 2012, Sosa ingresó a una carnicería de avenida Los Terebintos, pidió 9 kilogramos de carne para asado y una vez que el carnicero puso todo sobre el mostrador, el joven tomó las bolsas y se fue del lugar sin pagar. Por este hecho se le imputó el delito de estafa.
En agosto de 2012, el acusado ingresó al local comercial de una conocida cadena de supermercados ubicado de avenida Belgrano e intentó robar una notebook aplicando fuerza sobre una vitrina que cedió, permitiéndole hacerse con el dispositivo; a la salida fue interceptado por los guardias de seguridad. Posteriormente, se le imputó robo en grado de tentativa.
Minutos más tarde, ya en libertad, ingresó en un local de lencería y se llevó aproximadamente 5000 pesos en mercadería -ropa interior femenina-, lo que le vale la imputación de hurto simple.
El último hecho es un robo simple. Siete días después del hecho precedente, robó una tablet de un local de electrodomésticos, rompiendo una cerradura para entrar.