Los efectivos policiales identificados como Ochoa y González fueron llevados ayer a declarar ante las autoridades de la Unidad de Delitos Correccionales, imputados por las serias heridas que le produjeran a un menor durante su aprehensión la semana pasada. Hasta la tarde de ayer, los dos agentes estaban imputados por vejaciones y lesiones leves; no obstante, con el informe médico en mano, el fiscal Javier Herrera giró la causa a manos del fiscal Criminal en turno, Ezequiel Walther.
Según se pudo conocer de fuentes judiciales, Ochoa negó los hechos que se le endilgan y González directamente optó por abstenerse de declarar. Por el momento, y mientras se espera la llegada de la planilla de antecedentes para definir si se gira el pedido de confirmación de detención al Juzgado de Control de Garantías, los dos agentes permanecerán detenidos y bajo custodia policial.
Con respecto al hecho, cabe destacar que según la versión oficial, el joven fue apremiado durante su aprehensión y no durante su estadía en la ya polémica comisaría Séptima.
Por otro lado, el joven golpeado se encuentra estable aunque no puede realizar movimientos dado que la lesión que padece podría agravarse letalmente. La situación, conforme lo informado por los médicos a la familia, es delicada y necesitará una intervención quirúrgica, para la que requerirá doce dadores de sangre, Grupo B RH Positivo. Las donaciones se pueden realizar de 8 a 9.30 en el Hospital San Juan Bautista.

Violencia
Ayer por la mañana, al ser llevados a Fiscalía, allegados al agente Ochoa amenazaron y agredieron a tres fotoperiodistas -uno de cada diario- mientras realizaban su trabajo de rutina tomando fotografías del detenido. Uno de los fotógrafos fue golpeado y otro arañado; las agresoras eran mujeres ligadas al agente Ochoa.
Esta actitud despertó el reclamo de los trabajadores y también cosechó sendos repudios por parte de la comunidad periodística que expresó ampliamente su solidaridad con ellos.