Once años después

Finalmente comenzaron a juzgar a las curanderas por homicidio

Miguel Ángel Cativa fue hallado sin vida camino a la Gruta pendiendo de un árbol, en lo que simulaba un suicidio que rápidamente fue descartado.
jueves, 7 de marzo de 2013 00:00
jueves, 7 de marzo de 2013 00:00

En la mañana de ayer y luego de que pasaran once años desde que el joven Miguel Ángel Cativa fuese hallado sin vida camino a la Gruta, sus presuntas asesinas comparecieron ante el Tribunal de la Cámara Penal Nº1, momento en que se dio lectura a la requisitoria de la elevación a juicio, en lo que constituyó la primera etapa del proceso judicial oral y público para esclarecer el crimen.
A lo largo de la enumeración de hechos que se dieron a conocer a través de la requisitoria, se enunció que estaba comprobado que el joven Cativa habría tenido una relación sentimental con al menos una de las mujeres y que en el domicilio particular de una de ellas se halló un cable telefónico que coincidiría con el encontrado en la escena del crimen, precisamente alrededor del cuello de la víctima.
Modesta Rosa Chumbita y María Amalia García escucharon junto a sus abogados defensores lo leído por el secretario del Ministerio Público y al ser trasladadas nuevamente al Servicio Penitenciario, se taparon los rostros mientras eran increpadas por un familiar de Cativa, que también presenció el debate.

“Que se pudran”
 

La hermana del joven asesinado en 2002, María Cativa, dialogó con El Esquiú.com con respecto al inicio del proceso judicial luego del paso de los años y se mostró satisfecha porque “lo único que esperamos es que se haga justicia por mi hermano”. La mujer, además, dijo que por lo que hicieron, las curanderas “tienen que pudrirse en la cárcel”.
“Se merecen perpetua y mucho más”, aseguró Cativa con lágrimas en los ojos, expresando a su vez que tiene sospechas de que no sólo las dos mujeres participaron del crimen.
El joven Miguel Ángel tenía 27 años y colaboraba con las mujeres haciendo distintos trabajos y el 9 de septiembre de 2002, salió de su casa diciendo a sus padres que iba a la vivienda de Chumbita para nunca regresar.
 

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