Segunda jornada del juicio

Declaró una de las curanderas y negó haber matado a Cativa

Modesta Rosa Chumbita respondió a las preguntas de los jueces, del fiscal y de su abogado, negando terminantemente el homicidio.
sábado, 9 de marzo de 2013 00:00
sábado, 9 de marzo de 2013 00:00

Ayer a la mañana, en el marco de la segunda jornada del juicio que se lleva adelante para dilucidar las circunstancias y determinar las responsabilidades en torno a la muerte de Miguel Ángel Cativa, ocurrida en septiembre de 2002, declaró una de las imputadas por el asesinato, Modesta Rosa Chumbita, junto a María Amalia García.
Por casi dos horas consecutivas la mujer respondió a las distintas preguntas que le realizaron los jueces del Tribunal de la Cámara Penal Nº1, el fiscal Jorge Silva Molina y su abogado defensor, Iván Sotomayor.
La mujer, en un relato por momentos incongruente, habló de la relación que la unía con el joven fallecido y negó terminantemente haber tenido un acercamiento de tipo sentimental con él.
A su vez, dio detalles de la última vez que lo vio, pero cayendo en ciertas contradicciones.
En un primer momento la curandera dijo que no lo había visto esa noche y que había ido a comer empanadas a la casa de unos amigos de Parque Norte, pero posteriormente rectificó esta declaración, indicando que en realidad se había reunido con la otra imputada y la víctima en su casa.
Cabe recordar que una de las pruebas que se tienen en cuenta en la causa y que surgieron de la investigación de los fiscales, es una bolsa plástica que contenía en su interior documentación personal de Cativa, que fue encontrada en el baño de un bar céntrico ubicado frente a la plaza principal de esta ciudad.
La curandera explicó que era costumbre del muchacho, cuando se iba a juntar con sus amigos “a tomar”, el dejarle sus documentos y dinero de esa manera, y a la larga, manifestó que los dejó en el baño del “Open”, involuntariamente.
“Miedo”

La mujer, en varios tramos de su declaración -que resultó dificultosa de comprender para los presentes en la sala, a causa de algunas dificultades en el habla que padece- dijo que el joven le había manifestado en varias oportunidades que tenía miedo a algunas personas, pero no pudo especificar a quién le temía e indicó que Cativa nunca se lo dijo.
En este sentido Chumbita aseguró que varias veces el muchacho le había pedido que lo acompañara a diferentes lugares y que cuando iba caminando, giraba para ver hacia atrás, ya que temía que alguien le hiciera daño.
En definitiva, la mujer indicó que el 9 de septiembre el joven fue de noche a su casa y esperó a las mujeres en la entrada de la vivienda, parado frente a la reja.
Una vez que dialogó con ellas, le pidió prestado el auto a García. Ésta se lo entregó, pero advirtiéndole que tenía poco combustible, lo que quedó en evidencia cuando el joven regresó con un bidón vacío, pidiéndole dinero a García para ponerle nafta al auto.
Una vez que cargó combustible, regresó, cerca de las 2.30 y después se fue con unos amigos que lo buscaron por la esquina del domicilio de Chumbita.
De acuerdo con su declaración, esa fue la última vez que lo vio con vida y luego de esto, junto a la otra curandera, se dirigieron al “Open” a tomar unos cortados. Ya eran las 3 de la mañanacuando accidentalmente dejó la documentación de Cativa en el baño.
Luego de la extensa declaración, que se dificultó además por algunos problemas de oído que tiene la mujer, el debate pasó a cuarto intermedio hasta el miércoles.
 

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