Crimen del quinielero

Viuda de Marchetti: “Ellos destrozaron nuestras vidas”

Declaró la mujer del comerciante y dos de los imputados. Hoy cada parte expondrá sus alegatos.
martes, 14 de mayo de 2013 00:00
martes, 14 de mayo de 2013 00:00

En horas de la mañana de ayer, se llevó a cabo la anteúltima jornada del debate oral y público que se lleva a cabo en la Cámara Penal Nº 1 para determinar la culpabilidad de cinco imputados en el homicidio de Robert Durval Marchetti de 72 años, quien fue ultimado de tres balazos cuando atendía la quiniela de su propiedad en mayo de 2010.
En esta oportunidad, tuvo lugar uno de los testimonios más esperados del debate, el de Daniela Monges, la esposa de Marchetti, que el día de los hechos se encontraba en el interior de la casa , lindante al comercio que ayudaba a administrar a su marido.
La mujer, en un desgarrador relato que conmovió a los allí presentes, dijo ante el Jurado todo lo que recordaba de ese trágico día, dejando en claro que vio a los dos sujetos que mataron a su esposo y pudo observar cuando los imputados Diego Moya y Gaspar Segura efectuaron disparos con armas de fuego.
Monges dijo que su marido había decidido comprar el arma que tenía en el negocio, cuando hace unos 10 años atrás había sufrido un asalto y que dos semanas antes de los hechos, también había sido visitado por los delincuentes.
La mujer, ahogada por sollozos, manifestó que le tiene sin cuidado si “son autores, coautores, o partícipes... lo único que quiero es justicia para mi marido, para mí y para mis hijos”.
La mujer contó que sus dos hijos, en ese momento de 3 y 6 años, respectivamente, estaban en la casa al momento del violento asalto y que en la actualidad sufren de graves secuelas psicológicas por todo los que les tocó experimentar, particularmente, la pérdida súbita de su progenitor.

Relato y disculpas

Una vez que la mujer terminó de prestar su conmovedor testimonio, Diego Orlando Moya, que en el inicio del proceso había decidido abstenerse de declarar, pidió la palabra y relató su versión de lo acontecido la fatídica noche.
El joven que había sido sindicado como uno de los que le disparó a Marchetti minutos antes por parte de la esposa del fallecido, aseguró que nunca tuvo conocimiento de que Segura haya tenido intenciones de robar el comercio, ya que este último sólo le pidió que lo acompañe y en ningún momento mencionó nada referido a un robo.
Además explicó que ese día se encontraba en la casa de Quevedo festejando su cumpleaños y desde horas del mediodía había ingerido grandes cantidades de cocaína, cerveza y psicofármacos.
Moya dijo que por el estado en el que se encontraba, recuerda pocos detalles, pero para él fue inesperado lo que hizo Segura una vez que entraron a la quiniela de Villa Cubas.
Detalló que ambos bajaron de la moto que Fernanda Quevedo les acababa de facilitar frente a la plaza del barrio y llegaron al comercio.
Añadió luego que amenazaron al hombre, pero que éste extrajo un arma de abajo del mostrador y les disparó a la altura de la cabeza, no acertando el disparo.
Segura, sin embargo, al responderle, le dio en el pecho y, de acuerdo con Moya, a los otros dos tiros se los efectuó una vez que yacía en el piso, y cuando él se retiraba del lugar. El imputado, a su vez, aseguró que no se llevaron botín alguno.

Imputada

También pidió declarar Fernanda Quevedo, acusada de ser partícipe necesaria en el homicidio. La joven relató que no tenía conocimiento de que Segura y Moya le habían pedido la moto para robar y mucho menos para cometer un homicidio. Además dijo que la policía la golpeó cuando fue interrogada sobre el hecho.

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