Aunque prácticamente imperceptible, durante la primera mitad del año se registró un incremento en la cantidad de accidentes viales en toda la provincia con víctimas leves, graves y fatales comparando con el mismo período de 2012. Asimismo, la cantidad de muertes registradas como consecuencia de siniestros viales se mantiene con cifras preocupantemente similares a las registradas en el ciclo anterior.
Así surge de las estadísticas que lleva el consejo de Seguridad Vial de la provincia, donde tienen registrados hasta el 30 de junio pasado, un total de 872 siniestros -teniendo en cuenta sólo aquellos que dejaron consecuencias en personas- en todo el territorio de la provincia. Con respecto al año anterior, cuando se habían registrado 835 hechos, la diferencia es de apenas un cuatro por ciento, por lo que, estadísticamente hablando, la cantidad de hechos se mantiene en los mismos niveles, lo cual habla de una escasa evolución en la calidad de conducción de los catamarqueños.
El mes en el que se registró una mayor siniestralidad fue enero de este año con un total de 183 accidentes, que arrojaron un saldo de 13 personas fallecidas y 164 heridos, de los cuales sólo 4 revestían algún tipo de gravedad -es decir que se vieron incapacitados por más de 30 días-. Llamativamente, enero del año 2012 fue dentro del primer semestre el que menos accidentes registró, aunque con un total de 9 personas fallecidas.

¿Por qué chocamos?

Los accidentes de tránsito en el país son la primera causa de muerte en personas menores de 35 años y la tercera sobre la totalidad de los argentinos. Anualmente, se registran 100 mil fallecidos en América Latina y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2020, la tasa de mortalidad superará la del VIH.
Entre las causas por las que ocurren los accidentes viales, lo más frecuente es encontrar las fallas humanas en el centro de la escena.
El exceso de velocidad, la imprudencia, el desacato de las normas y el poco respeto hacia terceros forman parte del cóctel que se encarga de que las estadísticas muestren incesantes incrementos.
A nivel social resulta preocupante la poca seriedad con la que se toman algunas recomendaciones a la hora de conducir, principalmente la de no consumir bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes si se va a manejar. Aparte de la alcoholemia, un gran factor a la hora de los accidentes es la somnolencia, un estado muy difícil de controlar pero fácil de subestimar. Otra cuestión elemental a la que no se le da importancia reside en el uso del cinturón de seguridad, o el casco reglamentario en el caso de los motociclistas. Contrario a lo que debería suceder, los cinturones sólo se abrochan al cruzar un puesto caminero, del mismo modo que ver motociclistas llevando inexplicablemente el casco en el brazo es cosa de todos los días. Otras distracciones como fumar o manipular un teléfono celular al manejar cuadruplican el riesgo de accidente.

Prevenir

La prevención y la disminución de los actuales índices accidentológicos es una tarea compartida entre la sociedad y el Estado. Éste último debe abordar la cuestión como un problema de salud pública, no sólo por los altos costos de hospitalización y rehabilitación que representa este flagelo, sino para poder prevenir, diagnosticar y tratar la problemática de manera directa con políticas públicas eficaces.
Además de la adecuación de las normas legales vigentes, mejoras en infraestructura y la adquisición de tecnología vial, se hace estrictamente necesario inculcar la cultura y educación vial a la ciudadanía y arbitrar los mecanismos oficiales de control para que se hagan cumplir las pautas marcadas.

Lesionado

En inmediaciones a la estación de servicio OIL de calle Gobernador Segura, un joven de 16 años que circulaba en moto con una muchacha de 17 colisionó con un automóvil Chevrolet Astra, conducido por Osvaldo Antonio Pérez (36). El motociclista debió ser trasladado al hospital.