Por las heridas, perdió el bazo

Juzgan a cuatro policías por lesionar gravemente a un joven

Los policías lo detuvieron en el boliche “Megadisco” en 2005 y la causa llega a juicio con cuatro de los seis imputados originales.
martes, 20 de agosto de 2013 00:00
martes, 20 de agosto de 2013 00:00

Cuatro policías comenzaron a ser juzgados en horas del mediodía de ayer, en la cámara penal Nº2, por un hecho ocurrido el 17 de abril de 2005, ocasión en la que intervinieron en la aprehensión de Ramón Orlando Arréguez, cuando éste ocasionaba disturbios en un local nocturno.
El hombre, que fue trasladado a la comisaría Tercera, denunció que los agentes policiales lo golpearon brutalmente, lo que luego devino en graves complicaciones para su salud y, eventualmente, la pérdida de su bazo.
Los cuatro funcionarios policiales, que están imputados por el delito de “vejaciones agravadas”, decidieron prestar testimonio en la primera jornada del debate oral y público y cada uno de ellos brindó su versión de los hechos acaecidos.
En una primera instancia declaró Ramón Córdoba, quien era oficial de servicio en la Tercera al momento de la detención de la víctima.
Éste dio a conocer que Arréguez estaba en compañía de quien sería su novia, Silvia Pérez, que ambos se hallaban en el local nocturno llamado “Megadisco” -donde actualmente funciona el Rincón de Lucho- y que no observó que presentase lesiones al ser llevado a las dependencias policiales por sus colegas.

Contradicciones

Córdoba expresó que el detenido opuso mucha resistencia a las autoridades y que fue sumamente difícil subirlo a la camioneta para llevarlo al destacamento; pero luego indicó que al estar en el interior del edificio, el hombre ya estaba tranquilo y se caía al piso. Incluso el policía aseguró que lo dejó solo en la habitación, esposado y que, al volver a ingresar, “estaba tirado bajo la mesa”, situación que adjudicó a la gran cantidad de bebidas alcohólicas que habría ingerido.
Posteriormente, prestó su testimonio el imputado José Francisco Reartes, quien asegura haber arribado al boliche donde Arréguez es detenido con su novia y que, luego de un forcejeo, con otros colegas lograron subirlo al vehículo policial, pero dos agentes viajaron con él, sosteniéndolo. “Estaba tranquilo cuando lo bajaron”, aseguró Reartes, lo que se contradice con lo que sus compañeros y él mismo declaran respecto a su actitud anterior; es decir, que no podían reducirlo entre cuatro hombres.
Otro detalle que trascendió a lo largo de la jornada es que la mujer de Arréguez fue trasladada a la comisaría junto a él, sin la presencia de un oficial femenino -lo que se dispone obligatoriamente en estos casos- y que el detenido no fue revisado por ningún médico sino hasta las 7 de la mañana, ya que no había ninguno.
Otra flagrante contradicción que se deslizó por parte de los imputados fue la de la pérdida de un “bastón policial”, más conocida como cachiporra; a la cual los imputados aducen haber salido a buscar una vez que el detenido estuvo dentro de la comisaría. El dueño del arma, de todas maneras, aseguró no haber perdido su bastón en ningún momento.

Ocho años después

Cabe destacar que, originalmente, eran seis los policías imputados por las lesiones sufridas por Arréguez, pero uno falleció y otro habría sido declarado mentalmente insano. También murió el testigo clave de la causa, un hombre que fue detenido momentos después en la “Megadisco”·

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