Jorge Marcelo Silva (32), un docente de Los Altos, denunció que un policía lo agredió a la salida de un local bailable en el primer día del año, momento en que terminó escupiendo sangre. La denuncia fue efectuada en la justicia y el agresor estaría identificado.
Giselle Bravo, la novia del joven agredido, en diálogo con El Esquiú.com, detalló que cerca de las 7 de la mañana junto a otra pareja, se disponían a retirarse del lugar con su pareja, pero se desencontraron porque ella entró al baño. Cuando el joven trató de entrar nuevamente al local, llamado Vixo Event para buscarla, se habría producido el lamentable incidente.
“El chico que estaba en la puerta no lo dejaba entrar aunque él le explicaba que era para buscarme a mí. Como ni novio insistió, pero pacíficamente, este llamó a un grupo de policías que son de Banda de Varela y que parece que hacían adicionales allí. Ellos empezaron a empujarlo con el puño cerrado y dándoles golpes a la altura de la cintura, hasta que uno de ellos le metió una mano en el cuello, sobre el lado izquierdo. No sabemos bien cómo fue, pero él empezó a escupir sangre, y estaba mareado. Tenía la boca y el ojo inflamados”, detalló la joven que también se desempeña como docente al igual que su pareja.
La joven manifestó desconocer si el efectivo policial tenía algún objeto en la mano para causarle a su novio tales consecuencias.
El episodio, lamentablemente, no acabó allí, relató la joven. “Nosotros no estábamos haciendo nada malo, ni estábamos alcoholizados o violentos, así que no merecíamos esto, por lo que entré al boliche y les saqué fotos a los policías para que mi novio pueda identificarlo. Los únicos testigos eran unos menores que estaban en la puerta, que describieron al agresor como ‘un morocho grandote’. La segunda agresión vino después de que saqué esas fotos”, explicó, indicando que otro de los efectivos se acercó a ella en el estacionamiento del lugar y la agredió verbalmente, amenazándola por las fotos que había tomado. “Trató de quitarme el teléfono”, aseguró.
La docente contó que luego de esto, debieron pasar por una ‘peregrinación’ en el hospital del lugar y terminaron siendo asistidos en Alijilán, localidad ubicada a 15 kilómetros.
“Lamentablemente, no nos recibieron ese certificado y cuando, finalmente, lo vio un médico de la policía, nos dio un papel que decía que las heridas estaban del lado derecho, cuando era al contrario. Ese médico ni levantó la vista para verlo”, se quejó.
La joven dijo que buscan que este policía sea investigado, ya que no sería la primera denuncia que tiene por apremios, y que su deseo es que otras personas no pasen por lo que ella y su pareja debieron pasar.