El cuerpo de Oscar Humberto Emiliano Sochi (81), fue encontrado ayer a la madrugada en un domicilio ubicado en pleno centro de la Capital. Si bien las causas de su deceso son materia de investigación, la hipótesis más fuerte daría cuenta de que se podría haber tratado de un suicidio, informaron fuentes judiciales.

El hallazgo que provocó consternación en la sociedad catamarqueña sucedió alrededor de las 5, luego de que personal de la Comisaría Primera tomó conocimiento de que en un domicilio de calle Junin al 1100 se encontraba una persona sin vida. 

Al llegar al lugar, los efectivos constataron que se trataba del ahora extinto empresario. Si bien, según indicaron las fuentes policiales consultadas, de acuerdo a la escena del hecho todo indicaría que se trató de un suicidio, los restos del occiso fueron trasladados a la morgue para su posterior autopsia. 

De inmediato, por disposición de la fiscalía en turno, en el domicilio donde encontraron al empresario -de calle Junin al 1130-, se llevaron a cabo las pericias correspondientes efectuadas por la División Criminalistica de la Policía e la Provincia. 

Aparentemente, de acuerdo a la indicado por fuentes judiciales a este medio, en el lugar se recolectó material fotográfico, planimétrico balístico y bioquímico. También, se procedió al secuestro de un arma de fuego, una pistola Bersa calibre 22 propiedad del fallecido. 

Además, según las mismas fuentes, se realizó una inspección corporal para determinar la trayectoria del proyectil y el orificio de entrada y salida, para descartar cualquier otra hipótesis. 

En el lugar trabajaron efectivos de la Comisaría Primera y de la Unidad Judicial Nº 1, quienes labraron las actuaciones bajo las directivas de la fiscalía de instrucción Nº 5 a cargo de Hugo Costilla. 

Una historia encadenada por desgracias y tragedias

Oscar Humberto Sochi era una persona que, frisando los 80 años, era ampliamente conocida en la sociedad catamarqueña. 

Junto a su hermano Oscar, llegó desde su Mendoza natal a comienzos de los años 70 y se dedicó al comercio.

En los primeros años, con un camioncito que recorría la ciudad, se dedicó a la venta de verduras. Después fue propietario de una wiskería que funciona en el barrio La Tablada, sobre la calle Buenos Aires.

Al ritmo de los negocios amasó una importante fortuna, como que era dueño de varios inmuebles, como un gran salón en Mate de Luna y Junín; la esquina de Caseros y Chacabuco donde se construye un importante edificio o la esquina suroeste de Salta y República, en pleno centro catamarqueño.

Otro ingreso importante era el que le proporcionaba el albergue transitorio “El Edén”, el más importante de Catamarca que se levanta en Sumalao, en la salida hacia la provincia de Córdoba.

También Oscar Sochi, por mucho tiempo, fue conocido como prestamista de personas o empresas del medio.

Desgracias familiares

Hace más de 20 años, en lo que fue la máxima tragedia automovilística de un verano ambateño, dos hijos de Sochi y de su esposa, Graciela Vera, oriunda de Mar del Plata, sufrieron un terrible accidente en la localidad de Las Juntas. 

El 28 de enero de 1995, sobre la ruta Nº 4, entre El Rodeo y Las Juntas, viajaban en un automóvil Mercedes Benz cinco adolescentes: Jorge Marcolli (12), Erika Meza (14), los hermanos Darío y Emiliano Sochi y Walter Lindow (15). En el ingreso a la villa de Las Juntas, el conductor del vehículo perdió el dominio sobre el rodado, que chocó contra la base del cerro y luego se desbarrancó hacia un precipicio de unos 70 metros.

Los menores Marcolli, Meza, Lindow y Darío Sochi perdieron la vida en forma instantánea, en tanto que Emiliano Sochi sufrió graves fracturas.
La mamá de Lindow se suicidó en 2006.

“Con la muerte de mi hijo Darío, para mi la vida terminó”, solía confiarle a sus amigos del Círculo de Obreros, institución a la que presidió por varios períodos. De hecho, desde aquella tragedia, al menos dos o tres veces a la semana se lo veía orando por su hijo en el cementerio municipal.

La semana pasada, como es público, falleció una de sus dos hijas, a quien seguramente amaba. Tal, vez no pudo resistir otro golpe tremendo, lo que tal vez lo llevó a tomar la drástica determinación.