Está acusado por al menos ocho ataques

Lograron encarcelar al violador serial de Rosario

Se negó a hacer declaraciones ante la jueza que lleva la causa y le dictaron la prisión preventiva.
martes, 23 de julio de 2019 00:58
martes, 23 de julio de 2019 00:58

El joven acusado de haber cometido en lo que va del año una serie de ocho abusos sexuales en Rosario se negó a declarar ante la jueza de la causa, quien le dictó la prisión preventiva por dos años. En tanto, la fiscalía analiza acusarlo de otros dos casos que se encuentran bajo investigación.

El detenido Pablo Nicolás Barreto (24) fue sometido a una audiencia imputativa ante la jueza penal Trinidad Ciavero, en los tribunales rosarinos, donde también estuvo presente la fiscal Alejandra Raigal.

Durante la sesión, el acusado se negó a declarar ante la magistrada que le dictó la prisión preventiva por ocho casos de robo, privación ilegal de la libertad y abuso sexual en perjuicio de mujeres que fueron atacadas en distintos puntos de la ciudad de Rosario.

Barreto llegó al Centro de Justicia Penal rosarino, ubicado en el barrio Hospitales y antes de ingresar a la sala de audiencias alzó sus manos esposadas para saludar a la distancia a su hermano, quien se encontraba próximo al recinto junto a su pareja.
“Con seguridad hay otros dos casos en los que falta avanzar, pero vamos a llevar adelante la acusación”, adelantó la fiscal Raigal una vez finalizada la diligencia.

De acuerdo a la acusación de la fiscalía, los ochos hechos que se le imputan al detenido fueron cometidos entre enero y julio de este año en locales comerciales atendidos por mujeres jóvenes.

“El acusado tiene el mismo patrón de conducta en casi todos los ataques en el que primero entraba al negocio a ofrecer un servicio de seguridad o de cámaras, o preguntaba por un artículo, se cercioraba de que hubiera una mujer joven sola y que no hubiera cámaras de seguridad en el interior y después volvía otra vez como cliente”, relató la fiscal.

Según Raigal, el atacante luego “las amenazaba con un arma que no fue hallada, llevaba a sus víctimas hacia un baño del fondo, las ataba con precintos plásticos negros, de distintos tamaños y a todas igual -en el cuello, las muñecas y los tobillos- y después abusaba o intentaba abusar de ellas”.

La fiscal detalló que en algunos casos hubo “acceso carnal”, en otros “las obligaba a prácticas aberrantes” e, incluso, “les apretaba el precinto del cuello y les dejó marcas”.

Con respecto a las pruebas, Raigal remarcó que “la madre de una de las víctimas de abuso atendió a Barreto cuando volvió al negocio a ofrecerle un servicio de seguridad”.

“Ella (por la mamá de la joven abusada) le pidió un currículum o un número de teléfono que él no le dio, pero lo acompañó hasta la puerta y pudo anotar los tres números de la patente de la moto, que finalmente pudo ser completado e identificada por la Policía de Investigaciones (PDI) y por Inteligencia Criminal, en base al rastreo de imágenes de cámaras y domos de la Municipalidad y de otros comercios”, indicó.

Y en este sentido agregó: “Con las denuncias, las entrevistas con las víctimas y las filmaciones pudimos identificar al acusado, quien se movilizaba en una moto negra con una caja de PVC blanca y tenía un casco negro con una calcomanía en la parte de la nuca que había sido identificada por algunas de las mujeres atacadas”.

Raigal recordó que en base a “este cúmulo probatorio” la PDI detuvo al acusado en su trabajo, una pizzería.

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