José Normando Moreno, quien estuvo en prisión durante ocho meses para que luego la causa sea desestimada por falta de pruebas, denunció que ahora se le imputó un nuevo delito, el hurto de un celular. El hombre considera que fue una represalia porque acudió a la prensa y también relató su vivencia en el Servicio Penitenciario.

“Me llamaron para hacer una declaración por otra acusación, esta vez por el hurto del celular a este hombre que me denunció por romperle el negocio. Es todo falso”, relató el hombre a El Esquiú.com.

Moreno relató que aunque él actualmente reside en Jujuy, lo indagaron desde Santa María por videoconferencia. “Lo que no entiendo es que se haga todo este operativo interprovincial por un supuesto hurto del 2018. Me allanaron la casa y no encontraron nada y los policías me dijeron que les estaban haciendo una ‘gauchada’ a los policías de allá”.

El hombre aseguró sobre el fiscal de Cuarta Circunscripción, Carlos Laureano Contreras: “Está ensañado conmigo y mi familia, no sabemos por qué. Pero pasa el tiempo y yo estuve ya ocho meses en la cárcel viviendo un infierno y esto aun no se acaba”.

Estigmatizado

“Ahora estoy sin trabajo y hasta familiares de mi señora me miran mal porque estuve en la cárcel, ya quedé estigmatizado aunque después se haya desestimado la causa. Mi hijos tienen miedo y estamos solos. No tenemos para un abogado”, explicó el hombre, asegurando que con su familia ya se encuentran al borde de la desesperación.

“Tengo miedo de que me quieran mandar a la cárcel de nuevo, todo esto es muy irregular, incluso en la videoconferencia no se escuchaba bien, porque la hicieron en la Comisaría con unos celulares viejos, y lo mismo no la suspendieron. Me pusieron un abogado de oficio de allá (Santa María), pero entendí la mitad de lo que pasaba”, manifestó el hombre.

Cabe recordar que días pasados, El Esquiú.com publicó el caso del hombre, que solicitaba a la Justicia de Santa María que le den el sobreseimiento para limpiar su nombre, ya que de varias acusaciones que pesaban contra Moreno, ninguna pudo ser comprobada, e incluso en la instrucción se lo situó en dos lugares a la misma hora realizando actos de violencia. La Cámara de Apelaciones desestimó la causa, que regresó a la Fiscalía de origen y luego prescribió.
Ocho meses

Moreno, por último, habló de los ocho meses que le tocó vivir en el Servicio Penitenciario de Miraflores, adonde fue trasladado mientras se instruía la causa que finalmente quedó en la nada. “Fue la peor época de mi vida. Lo que viví ahí adentro fue el infierno en la tierra.

”Prácticamente me llevaron ilegalmente, porque no tenía el documento. Fue un 17 de diciembre a la madrugada y me metieron en un calabozo que ellos le dicen de ‘ablande’ por cinco días, de donde te sacan cinco minutos al día para ir al baño, y hacía mis necesidades en una botella. Estuve 15 días incomunicado, no podía ni avisarle a mi señora cómo había llegado; después anduve de pabellón en pabellón. Me hostigaban para que pelee porque estaba caratulado como violento. Uno en la cárcel no vive, sobrevive solamente. Corre más droga en la cárcel que afuera y los mismos guardiacárceles la meten. A tu mujer la desnudan y la tocan por entero cada vez que te visita. No conocíamos la carne, nos daban guisos rancios con  comida echada a perder. Yo quería hablar con un médico, pero nunca me vieron, una sola vez hablé con una psicóloga.

”Son todas torturas psicológicas, parecía un campo de concentración nazi”, dijo el hombre recordando esa época de su vida.
Con respecto a su situación actual, expresó: “Yo pido a la Justicia de Catamarca que actúe y la causa sea enviada a otro fiscal que no sea Contreras. Alguien tiene que intervenir para que nos dejen en paz de una vez por todas”.

 Moreno indicó que oportunamente hicieron la denuncia por violencia institucional ante la Dirección Nacional de Prevención de Violencia Institucional de la secretaría de DD. HH. de la Nación y también fueron asesorados por el CAJ (Centro de Acceso a la Justicia) del ministerio de Justicia de la Nación.