(*) Rodrigo Morabito
Las redes sociales son un ámbito o canal de comunicación sumamente importante desde hace mucho tiempo, sin embargo, puede sostenerse con fuertes evidencias que en ocasiones se convierten en un “arma de doble filo”, en otras palabras, bien utilizadas las redes sociales pueden promover a la solidaridad, la tolerancia e incluso la empatía hacia el prójimo, pero, en otras circunstancias, muchos de quienes las utilizan suelen promover el odio, la intolerancia, la violencia y hasta la discriminación hacia otras personas; este último fenómeno es conocido como “hater”, que en inglés significa o hace referencia a alguien que odia o que aborrece. 

El fenómeno “haters” hace referencia a un término empleado en Internet para denominar a los usuarios de la red que difaman, desprecian o critican destructivamente a una persona, a una entidad, a una obra, a un producto o a un concepto determinado, a causas poco racionales o tan solo por el acto de difamar.

Hoy en día es muy común ver a este tipo de personas en las redes sociales valiéndose de métodos tales como la crítica, la burla, la humillación, la  ironía y el humor negro. Los haters, muchas veces se ocultan (y por qué no decirlo, también se escudan en el anonimato cobarde) detrás de una pantalla y las redes les permiten acortar esas distancias. Se trata sin dudas de personas hostiles, desconfiadas y predispuestas a la agresión, pues muestran de manera sistemática actitudes dañinas y negativas, se llevan de chismes, trascendidos y hasta inventan en el ámbito de las redes sociales.

Los haters u odiadores virtuales, buscan ser leídos, escuchados y sentirse reconocidos, sin embargo y aquí  lo más peligroso de estas personas es que odian e invitan a odiar y tienen la capacidad de polarizar la sociedad.

Ahora bien, esta situación se torna mucho más grave cuando al odio, la burla o la humillación la promueven personas conocidas o con capacidad para influir en el resto de la población desatando reacciones inexplicables e incompresibles, como por ejemplo, desde la justificación de la violencia (golpes, insultos, etc.) hasta la muerte misma. Sin dudas, los seres humanos podemos llegar a demostrar y ser la peor de todas las especies que habitan el planeta.

En definitiva, el fenómeno haters es muy común por estos tiempos y, lo peor de todo, es que cada vez se encuentra más naturalizado en el mundo de las redes, generando en las personas irritabilidad, enojo, violencia y odio hacia otras personas en tiempo real, sin siquiera conocerse en ocasiones si lo manifestado es real. 

Tal como lo ha señalado el Inadi, los haters son un fenómeno global en internet y representan un desafío grande para nuestras democracias. No obstante, cabe destacar que como todo se trata de una cuestión de educación, y sin educación y libertad, es imposible construir una sociedad pacífica y empática, una sociedad que se base en estrategias para combatir los aspectos destructivos de la humanidad sin emplear más hostilidad u odio, sino incrementando todo aquello que genere una mayor tolerancia, paz y amor.

(*) Juez de Responsabilidad Penal Juvenil. Profesor de Derecho Penal II Universidad  Nacional de Catamarca (UNCA). Vocal Titular de la Mesa Nacional de Asociación pensamiento Penal. Miembro de AJUNAF. Miembro de la Red de Jueces de UNICEF.