Cuentos del tío en la crisis epidemiológica
Proliferan las estafas y ahora prometen bolsones
Vuelven a advertir que los organismos gubernamentales no piden claves por teléfono.La crisis epidemiológica por la que atraviesa Argentina y el resto del mundo también puede convertirse en un campo fértil para inescrupulosos, ya que personas que permanecen aisladas, en muchos casos, y carecen de información sobre los mecanismos usados por los entes gubernamentales para brindar ayuda son propensas a caer en engaños telefónicos y ser víctimas de los famosos “cuentos del tío”.
Del último que se tiene información es de un elaborado engaño en que los malvivientes prometen módulos alimentarios y kits de limpieza, entre otros elementos, y con estas excusas, logran que los incautos les brinden los datos necesarios para que accedan a sus cuentas bancarias y extraigan todo el dinero que poseen.
Según se informó en esta oportunidad, el engaño consiste en comunicarse con la víctima y asegurarle que se le hará entrega de estos elementos, por cierto, de primera necesidad en la situación actual, y durante el diálogo que el malviviente sostiene con su interlocutor, logra que este le brinde datos esenciales relacionados con su cuenta bancaria.
Organismos oficiales como el ministerio de Desarrollo Social y la Municipalidad de la Capital informaron que no trabajan con esta modalidad y no utilizan gestores para brindar ayudas sociales.
Por este motivo, El Esquiú.com recuerda extremar precauciones para no caer en estas trampas y tener en cuenta estas recomendaciones:
-No brindar ningún tipo información personal a desconocidos por teléfono, especialmente números de cuenta, claves, ID, etc.
-No creer cuando se ofrezcan préstamos o pidan datos para acceder a promociones.
-No hay entes gubernamentales haciendo relevamientos telefónicos para entregar ayudas sociales o pidiendo donaciones de manera telefónica.
-Cortar inmediatamente al recibir un llamado de este tipo y comunicarse al 911. Los estafadores son muy hábiles en técnicas discursivas para convencer a las víctimas y marearlas para que les brinden los datos que necesitan.