Cuando han pasado más de tres años de una muerte que, como decenas de otros casos, nunca fue esclarecida, el padre de la víctima hizo graves acusaciones y prometió continuar en la búsqueda de la verdad y el castigo para los culpables que, según su visión, son narcotraficantes y operaron en connivencia con la Policía y la Justicia.
Las nuevas revelaciones sobre una causa que parece dormida, o está dormida, las hizo Carlos “Chiqui” Orce al programa “Frente a Frente” que, por radio Kakán, conduce Pablo Sánchez.

¿Cómo fueron los hechos que llevaron a la muerte a tu hijo, el abogado Sergio Orce?
“El 13 de agosto pasado se cumplieron tres años de su muerte, mejor dicho de su desaparición, porque lo que a mí me entregaron fue una bolsa con huesos. El día 10 de aquel mes de 2017 mi hijo denunció a varios narcos que le debían dinero por servicios profesionales en el Juzgado Federal. Hizo saber que temía por su seguridad y por su vida. Tres días más tarde desaparece. No va a su estudio jurídico y cerca de las 23 horas de aquel día me puse muy nervioso por lo que fui e hice la correspondiente denuncia en la comisaría de La Chacarita. Al día siguiente, a las 7 de la mañana, presenté un habeas corpus ante el fiscal Juan Carlos Figueroa. Hice constar que (mi hijo) había dejado su celular y los anteojos en su casa, algo muy raro. Tampoco aparecía su auto. Por ello mi corazón me estaba avisando que algo había pasado”.

¿Qué hizo o dejó de hacer la Justicia?
“El fiscal Navarro Foressi se hizo cargo y, según él, se hicieron rastrillajes y se mandaron oficios a todas las dependencias policiales de la provincia. Fuimos con mis hijas y mi mujer hasta Las Juntas y El Rodeo. El comisario de este lugar nos dijo que no sabía quién era Sergio Orce, por lo tanto no había tal oficio. Volviendo de El Rodeo, a la altura del kilómetro 15, mi hija Carla observó un auto blanco y dijo es el de Sergio. Nos bajamos, abrimos el coche,  estaba vacío y muy limpio a cuatro metros del asfalto, como recién sacado del lavadero, cuando yo la última vez que lo vi, el día 10 de agosto, estaba totalmente sucio. Después hallamos un zapato, del 44, pero mi hijo calzaba del 42. Carla le sacó una foto y se la envió a Estela, su hermana, que estaba en Croacia. Reconoció que era el zapato de Sergio, que le habían regalado en Italia. Lo que pasa que en Europa el calzado se lo ubica con tres números más. Salimos a la ruta y da la casualidad que accidentalmente pasaba Milagros Vega, la jefa de los fiscales. Se comprometió a actuar e inmediatamente el fiscal Javier Herrera, quien se portó bien, ordenó un gran operativo”.

¿Qué pasó después?
“A los dos meses o un poco más, aproximadamente, se encontró un esqueleto en el kilómetro 17. Estaba todo mutilado, colgado de un árbol con una corbata y a unos 70 metros de altura. Eran huesos, los que fueron trasladados a la morgue para comprobar, a través del ADN, que se trataba de mi hijo. Me entregaron eso, los huesos, y por pedido de algunos amigos hicimos un velorio de dos horas en enero. Por lo menos a María Soledad (por la estudiante chacarera asesinada en 1990) la pudieron armar y darle cristiana sepultura. Dijeron que se trató de un suicidio, cosa que resulta imposible por la altura en que estaba el esqueleto. La comitiva de la Fiscalía no le permitió subir a mi médica. La autopsia estuvo arreglada”. 

¿En qué quedó la denuncia de su hijo?
“No me dieron más información de la causa. La fiscalía no se ocupó de nada. No supe de ningún resultado de la denuncia de mi hijo… hasta ahora no me entregan su celular. Lo llevé como prueba y contraté un perito para saber su contenido. Cuando se hizo la pericia, la envoltura del celular estaba violada. Por esto, en cualquier lado, jueces y fiscales van presos. Todo fue encubrimiento. Mi hijo no se suicidó. Fue un crimen. Los narcos lo citaron para matarlo y después, al tiempo, plantaron el cuerpo en el camino a El Rodeo. Lo citaron detrás del Calvario para supuestamente pagarle y lo mataron”.

¿Hizo alguna otra denuncia?
“Sí. Di el nombre de cuatro de los seis narcos que mataron a Sergio. Los citaron. Se presentaron en short, ojotas y comiendo facturas e inmediatamente quedaron libres. Todo estuvo mal. Inclusive los gobiernos. La que era ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, me mandó un periodista de TN, que pasó por Catamarca y no hizo nada. Tampoco el gobierno provincial de aquella época”.

¿Cuáles son sus reflexiones finales Orce?
“El crimen de mi hijo me destrozó la familia. Yo estoy solo y voy a seguir adelante. Contrataré un abogado de Buenos Aires, alguien que actúe distinto a la abogada que me acompañó y cobró muy bien. Quiero por lo menos me devuelva el teléfono de mi hijo, al que en su momento le dije que levantara la denuncia porque iba a terminar mal. Lamentablemente no me escuchó”.