“Dieguito” (nombre ficticio para preservar su identidad por haber cometido los hechos siendo menor de edad) recibió esta semana su título tras haber completado sus estudios primarios, lo que hizo estando privado de su libertad en el Centro Juvenil Santa Rosa, tras haber sido encontrado culpable de agredir brutalmente a una mujer en la zona sur de la Capital en 2019.

El joven egresó y estuvo acompañado por su familia, su novia y miembros de la Justicia Penal Juvenil.
Cabe recordar que el chico trascendió mediáticamente cuando  tenía apenas 9 años, ya que desde esa edad estuvo en conflicto con la ley, estaba en situación de calle  y padecía un severo caso de adicción a los estupefacientes.

Pese a que desde el Juzgado de Menores, que en esos años intervino mediante distintos fallos, en los que se solicitaba contención, acompañamiento y tratamiento del Estado para que salga de esa situación, el niño continuaba cometiendo delitos para acceder a la droga y todo llegó a su punto más álgido en septiembre de 2019, cuando atacó con una botella a una mujer, causándole graves daños en su rostro, cuello y oído.
Por ese delito, al cumplir los 18 años, en diciembre de 2020, fue condenado a 5 años de prisión.

Preocuparse y ocuparse

El juez de Responsabilidad Penal Juvenil Rodrigo Morabito, que desde antes de la implementación del régimen actual viene interviniendo en el caso del joven, reflexionó al respecto que “todo chico que entra en conflicto con la ley es un fracaso social y es importante una vez que, como última situación, reciben una sanción privativa de la libertad, que tengan un seguimiento estatal interdisciplinario para que puedan reinsertarse en la sociedad y logren respetar los derechos de terceros”.
El magistrado destacó que el logro de “Dieguito” se pudo concretar con el acompañamiento de organismos del Ministerio de Desarrollo Social y también de Ejecución Penal Juvenil, que realizaron un seguimiento mediante audiencias periódicas. “Colaboraron especialistas como educadores, psicólogos y acompañantes terapéuticos para llegar a buen puerto y lograr también que sea aceptado y querido por sus compañeros de estudio, quienes conociendo su historia lo ayudaron”, expresó.
A la vez, Morabito indicó que “lo ideal sería no llegar a estas circunstancias y aplicar medidas alternativas, pero en casos como este, hay que destacar los avances significativos y remarcar que el mérito es de él”.

El juez relató, además, que con el trabajo realizado en el caso del joven también se ha logrado una revinculación positiva con su familia, relación muy conflictiva desde hace años. En este sentido, Morabito recalcó que “el mensaje final es que es sumamente importante preocupamos y ocupamos de los chicos en una sociedad democrática como la nuestra, dedicarle tiempo y esfuerzo a recuperar a las personas, que puedan reinsertarse en la sociedad y aprendan a respetar el derecho de los demás.
”Él hoy se está recuperado de la drogadependencia, obtuvo su título primario y seguramente ahora irá por el secundario”.
El caso del niño viene siendo seguido por El Esquiú.com desde que tiene 11 años, y declaró que “robaba para drogarse y soñar con juguetes”, dando cuenta de un grave caso de marginalidad, pobreza y abandono de nuestra sociedad.