En horas de la mañana de ayer tuvo su continuidad el juicio que se lleva a cabo contra Naim Vera Menem (20), quien responde por el femicidio de Brenda Micaela Gordillo.

Al término de la audiencia, el abogado querellante Sebastián Ibáñez, quien junto a Bruno Jerez representan a la madre de la víctima, declaró que “estos testimonios fueron muy contundentes e importantes, ya que por un lado se estableció que el hecho fue premeditado, se aniquiló cualquier posibilidad de aducir ‘emoción violenta’ y que la víctima mantenía una relación sentimental  con el imputado”.

La tensión en la sala de audiencias de la Cámara Penal N°1 se hizo sentir más que en la primera jornada, puesto que en el inicio del debate se pidió un minuto de silencio porque justamente ayer era el día en que la víctima hubiera cumplido sus 26 años.

Luego del sentido homenaje y una advertencia por parte de la presidencia del Tribunal, que reiteraron el pedido de que no se emitan transmisiones en vivo desde la sala -lo que ocurrió en la primera jornada y también en la segunda- se procedió a escuchar a los testigos pedidos por Fiscalía.

El testimonio más contundente de la jornada, fue emitido por un joven de apellido Manzur, amigo íntimo del imputado y la primera persona a la que acudió Vera después del cruento hecho.

El joven relató que días antes, éste le había contado que estaba saliendo con un chica, que ésta estaba embarazada y que como estaba decidida a tener ese bebé, la iba a tener que matar. El joven contó que el imputado por femicidio le pidió que le preste el auto para trasladar el cuerpo y que pensó que estaba bromeando. También Vera le habría referido que le había dado $3.000 a ‘un negro’ para que  apuñale a Brenda Micaela y que simule que se trataba de un robo, pero que esta persona no habría cumplido con su parte del trato.

A su vez, el testigo recordó que encontrándose con el acusado en el Casino unos días antes del hecho, éste le dijo que si ganaban iba a comprar alcohol para quemar el cuerpo de la joven, ya que no quería ser padre. 

Por último, relató que el día del femicidio, cerca de las 6 de la mañana, estaba en la casa de un amigo -que declarará en el día de la fecha- ubicada en avenida Illia, cuando empezó a recibir reiterados mensajes de Vera, quien minutos después llegó hasta ese domicilio en estado de agitación y  negándose a ingresar a la vivienda.

Al salir a la parte exterior de la casa acudiendo al pedido de Vera, éste le relató que había matado a una joven, e inmediatamente, llegó a la conclusión que se trataba de Brenda Micaela. “Lo hice, la maté”, asegura que le expresó en ese momento. 

Manzur lo hizo ingresar al domicilio, donde le relató lo sucedido a los acompañantes de Manzur, quien entonces le habría dado aviso de lo que sucedía al hermano de Vera.

“Fue premeditado”

Con respecto a esta declaración, Ibáñez dijo que “él ya confesó que la mató, pero es contundente este testimonio porque destruye la hipótesis de emoción violenta, o que actuó en un estado de ira porque estaba siendo presionado por el embarazo y estaba siendo hostigado”.

“De esta manera queda demostrado que  Vera, días antes del hecho, ya estaba pensando en la manera de matarla. Esto aniquila totalmente la circunstancia atenuante del  ‘estado crepuscular’ que refirió la pericia psicológica de parte del imputado”.