Murió “Tom Jones” Figueroa

jueves, 2 de septiembre de 2021 01:56
jueves, 2 de septiembre de 2021 01:56

Anoche, alrededor de las  22.30 falleció en un sanatorio céntrico “Tom Jones” Figueroa. Permanecía internado desde hace aproximadamente una semana por una úlcera gástrica. 


Figueroa, quien contaba con el beneficio de la prisión domiciliaria por diferentes patologías que aquejaban su salud y fueron causa para que cumpla con la condena en su vivienda en Banda de Varela. 


En diciembre de 2017, Figueroa se convirtió en el primer detenido en Catamarca en usar pulsera electrónica para monitorear sus movimientos. En ese momento se encontraba imputado por el delito de transporte de estupefacientes agravado por ser cometido en banda. La medida del juez federal Miguel Ángel Contreras se justificó en base al delicado estado de salud de Figueroa, quien atravesó varias operaciones cardíacas y tiene diabetes, entre otras complicaciones. 


En agosto de 2019 en la provincia de Tucumán por pedido de su asesor le otorgaron el beneficio de prisión domiciliaria, se encontraba detenido por el delito de tráfico de estupefacientes.


Edgardo Figueroa se mantuvo durante décadas como símbolo del mundillo del “hampa” local, construyendo una leyenda que se alimentó de innumerables anécdotas, entre las cuales al cabo de los años resultó muy difícil distinguir entre realidad y ficción.
Era un muchacho recio, boxeador amateur en su adolescencia, que por el parecido de su melena con la del cantante norteamericano, se ganó el apodo que trascendería a su propio nombre: “Tom Jones”.


A pesar de provenir de una familia bien constituida, y de vivir con sus padres y hermanos durante muchos años, incluso siendo adulto, “Tom Jones” empezó pronto a transitar el mal camino, buscando dinero fácil con pequeños actos de “ratero”, a los que fue sumando con el tiempo mayor audacia.


Se catapultó a la fama en cierta ocasión en que una comisión policial fue a buscarlo y resistió a tiros, reacción impensada a comienzos en los ’80, que lo distinguió del resto de la delincuencia local.


A su manera, fue ganando prestigio en el bajo mundo, y su nombre se hizo cada vez más conocido.
Con bien ganada fama de “peso pesado”, Figueroa mantenía sin embargo ciertos códigos. Era en definitiva un ladrón, protagonizó algunos episodios violentos, pero había límites que no cruzaba.


No atacaba gente indefensa, no agredía por agredir ni robaba a gente humilde. En su casa de la calle Vicario Segura, a la vuelta del prostíbulo “El Altillo”, era frecuente que lo visitaran para pedirle ayuda o para proponerle algún “negocio”.


En sus años de “gloria” se hizo casi intocable para la policía, lo cual acrecentó su leyenda, porque se instaló la idea de que las fuerzas de seguridad no se atrevían a interceptarlo. La realidad era diferente: él era colaborador de la policía de aquellos años, y ganaba ciertos privilegios dando información sobre algunos “colegas”.


En cierta ocasión le robaron el arma reglamentaria a un efectivo, y allí iban a verlo a “Tom Jones”, que se ocupaba de recuperar lo robado. Contaba con cierta protección y la usaba muy bien.


Su suerte comenzó a cambiar cuando, en busca de dinero fácil, se internó en el mundo de la droga. Sería su ruina por partida doble: como delincuente se metió en un terreno muy complejo que lo enfrentó a la policía ya como enemigo público número 1; y a nivel personal cayó en desgracia porque además de comercializar empezó a consumir.


Empezó a entrar y salir de la cárcel, situación que consideraba injusta porque sostenía que también la policía conocía y participaba en el negocio.


Cansado, se atrevió a hacer declaraciones públicas en las cuales disparó contra todos, y señaló que “a la par de los políticos soy un ladrón de gallinas”.


Por entonces ya no tenía marcha atrás, y su fama comenzaba a jugarle en contra.
Se intentó involucrarlo en el proceso judicial abierto por la muerte de María Soledad Morales, incluyéndolo en la nómina de testigos, pero n o tuvo relación con ese hecho.


Su vida se arruinó definitivamente el 13 de diciembre de 2005, cuando al mando de un vehículo –completamente drogado- atropelló y mató a una pequeña niña.


No hubo retorno desde entonces. Perdió toda influencia y ni siquiera sus “admiradores” lo perdonaron. Batallando en marchas y contramarchas judiciales, recibió cinco años de cárcel, pero ya no logró rehacerse.


Su vida se apagó a los 57 años, al no superar un problema de salud que lo tenía maltrecho.

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Comentarios

2/9/2021 | 10:37
#149006
dos delincuente menos en un día eso es abaricia, tom jones y oyarbide, estamos mejor solo falta cris y ya sacamos la loteria
2/9/2021 | 09:18
#149005
Y cual es la noticia!!!
2/9/2021 | 09:13
#149004
una lacra menos a la sociedad faltan varios mas por seguir su camino asi se extingue esta mugre de la sociedad asi q seguiran su hno sus sobrinos con el raid delictivo la venta de merca la policia sabe donde ir y nunca va a la casa del hno donde sus sobrinos la venden delante de la policia y esto no es noticia deberia de informar algo no esta noticia a nadie le interesa la muerte de este ser.
2/9/2021 | 09:07
#149003
Excelente redacción, Mis Felicitaciones al Periodista!!! Era un Hampa y la Justicia divina le hizo pagar.
2/9/2021 | 07:55
#149002
UNA BASURA MENOS.....
2/9/2021 | 03:08
#149001
hermosa noticia, desde hoy catamarca es un poco mejor, que se mueran todos los narcos y chorros para que nuestros hijos crezcan en paz

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