Luego de llevado a cabo en la Cámara de Responsabilidad Penal Juvenil un juicio por el que un joven resultara condenado por abusar sexualmente de su prima de 11 años, se dieron a conocer los fundamentos de la sentencia, emitidos por el juez Rodrigo Morabito. En los argumentos del fallo se destaca la perspectiva de género, además de las pericias psicológicas como la clave para arribar a una sentencia condenatoria.

Es importante recordar que el joven, que era un adolescente de 17 años al momento de los hechos, fue condenado el 27 de junio pasado a 2 años y 6 meses de prisión efectiva por dos hechos de “abuso sexual simple agravado” y otro de “abuso sexual simple en grado de tentativa agravado por resultar un grave daño a la salud mental de la víctima”.

El juez tuvo en cuenta en su fallo el pedido de disculpas del acusado, pero también que la jovencita presentaba graves secuelas psicológicas, lo que le impedía continuar normalmente con su vida y sus actividades.
A su vez, se consideró la declaración de la madre de la menor de edad, que expuso que esta intentó en tres oportunidades quitarse la vida, todo esto antes de poder contarle a su familia los hechos a los que había sido sometida.

De acuerdo a lo que se ventiló oportunamente en el debate, los hechos comenzaron a darse en enero de 2018 en un domicilio ubicado en un barrio de la zona norte de la ciudad Capital, donde el adolescente, que era primo de la niña, había comenzado a proferirle tocamientos en momentos en que se encontraban a solas y pese a la resistencia de la víctima, los abusos fueron tornándose más graves con el paso del tiempo.

El joven pasó de tocarla en sus zonas íntimas a despojarla de sus prendas, a lo que la niña se resistía, en una ocasión mordiendo a su familiar en el brazo, pero cuando se defendía, según contó la propia víctima, recibía agresiones físicas y verbales.

Otro de los aberrantes episodios habría ocurrido en la fiesta familiar de año nuevo, cuando nuevamente logró tocar a la pequeña en la zona de sus pechos.

La especialista en psicología que intervino como testigo hizo hincapié en “los episodios de angustia, de ansiedad, de anorexia, con intenciones de quitarse la vida”, que afectaban el normal desarrollo de la pequeña, que al momento de iniciarse los abusos tenía tan solo 10 años.

La niña “tenía muchas dificultades con su cuerpo, que es algo propio que padecen los chicos que sufren de abusos sexuales”, explicó la psicóloga.

Apoyo escolar

Cabe mencionar que el caso salió a la luz cuando la niña les contó a compañeros de su escuela sobre la situación en una crisis de llanto, a lo que le director del establecimiento educativo respondió convocando a los padres a una reunión para informarles sobre los hechos, lo que dio origen a la denuncia.