Un somero análisis del estado de las pistas de aterrizaje del interior, nos indica que tienen las mismas falencias que las del aeródromo en Santa María, que se mantiene clausurado desde hace más de cuatro años, aunque en estos casos la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) no las haya inhabilitado. Esto se debe -más que al uso- al clima riguroso que agrieta la carpeta asfáltica, por los fuertes vientos que arrastran arenilla. Según nuestras fuentes de información, lamentablemente, no tienen ningún mantenimiento. Y esto contrasta con los gastos que la provincia realiza en materia aeronáutica, ya que sin pistas en el interior, no puede haber servicios turísticos ni sanitarios. Y, si los hay, se tornan algo muy riesgoso. Esta cuestión nos lleva a otra, la del funcionamiento de la Dirección de Aeronáutica.
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En relación con esto, el ex empleado de Aeronáutica y piloto aviador Ramón Gaspar Vildoza, se ha referido in extenso a lo que él considera una mala administración de los recursos públicos y, concretamente, apunta al actual conductor del organismo, Juan Guillermo Dré. Para él, los gastos operados en reparación de las aeronaves superan el valor de mercado de las propias aeronaves. ¿Puede ser cierta semejante desmesura, mientras los aviones, que son patrimonio de la provincia, permanecen la mayor parte del tiempo sin realizar servicios efectivos a favor de los ciudadanos?
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Las presentaciones de Vildoza fueron elevadas al ministro de Gobierno, Javier Silva, al mismísimo gobernador y hasta se le habría pedido al Fiscal de Estado, doctor Simón Hernández, que permita (a Vildoza) como iniciador de la denuncia tener vista de las actuaciones que se sustancien en el expediente. No sabemos cómo terminará esta historia pero, de lo que estamos seguros, es que las cuentas, aparentemente, no están claras. Tampoco otras acciones que merecen ser explicadas, como algunos viajes realizados a recónditos puntos de la Argentina y resoluciones internas calificadas como poco lógicas.