Comentario Político

sábado, 16 de octubre de 2010 00:00
sábado, 16 de octubre de 2010 00:00

Según las autoridades del PJ, la interna se hacía “para lograr la unidad y el triunfo del peronismo”. Los hechos, notoriamente públicos, están demostrando lo contrario. La inscripción de las listas se realizó en medio de graves acusaciones y, en cada una de ellas, hubo discordias de tono mayor. A la hora de la oficialización (de las listas) surgieron impugnaciones de todo tipo y promesas de judicialización del proceso, en tanto la campaña electoral directamente no existe. Si este es el criterio que conduce a la unidad, que el conjunto del peronismo vaya pensando en expresiones por separado para enfrentar las elecciones provinciales.

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El problema, lo repetimos una vez más, es la legitimidad de origen. La actual conducción, por más que se afane y tenga las mejores intenciones, no tiene la credibilidad suficiente como para conducir una interna en la que no precisamente participan chicos de jardín de infantes. Por si fuera poco, dentro del peronismo, nadie olvida que estas autoridades fueron las que rompieron la unidad en junio de 2009, en las elecciones de senadores y diputados nacionales, con dudosas actas de último momento y pasando por encima de lo dispuesto por el congreso partidario de Aconquija para, ulteriormente, judicializar el proceso electoral y provocar la intervención partidaria por la falta de seriedad en el manejo del proceso. ¿Ahora se busca la unidad que antes no quisieron?

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Éstos son hechos palpables, visibles y que están escritos. Nadie, con sano criterio, puede discutirlos. Mucho menos enojarse, especialmente si de autoridades se trata. Y a propósito de éstas, el titular del partido ha expresado su malestar con este diario por el tratamiento de una noticia, que nació de los labios del ex gobernador Ramón Saadi. Éste acusó a Daniel Barros de unas cuantas cosas, algunas bastante subidas de tono, y el diario no hizo más que publicarlas. Pareciera que esto, publicarlas, molestó al jefe partidario, otrora obediente soldado de Saadi. Si Barros pretendía que hiciéramos censura previa, sin soberbia alguna le decimos, se equivocó.
 

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