km 20/10

jueves, 21 de octubre de 2010 00:00
jueves, 21 de octubre de 2010 00:00

En algún momento, las autoridades de Salud deberán comenzar a distinguir entre aquellas situaciones que implican una responsabilidad propia y aquellas que no. Cuando esto suceda, es posible que deje de manejarse información que por naturaleza es de interés de toda la población, como si se tratara de un secreto militar. Sucedió en los últimos días con la masiva afección de gripe, que a esta altura ya involucra a miles de comprovincianos. En Catamarca se tomaron muestras para enviarlas al Instituto Malbrán, donde se determinó finalmente que este contagioso mal no reviste mayor gravedad. Lo llamativo es que todo este proceso de averiguación se hizo con el mayor hermetismo, como si de esa manera el cuadro de situación fuera menos grave. Generalmente se justifica esta conducta en la necesidad de no generar alarma en la comunidad, pero el razonamiento es erróneo, por cuanto la inquietud general es anterior a cualquier maniobra oficial. Si los niveles de ausentismo en las escuelas se disparan, en cada lugar de trabajo y en cada hogar hay personas enfermas, no hace falta ningún anuncio para que la gente sepa que algo sucede. Brindar información clara y concreta no es generar alarma, sino contribuir a que se adopten mejores, inmediatas y efectivas medidas preventivas. Brindar datos reales es por ello imperativo en un área tan sensible, aunque las autoridades sigan pensando que revelar la existencia de un problema equivale a asumir un error. En este terreno, la experiencia muestra que manipular información es el peor error, una lección que ya debió aprenderse con el dengue.

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