Columna Política

viernes, 22 de octubre de 2010 00:00
viernes, 22 de octubre de 2010 00:00

Cada vez que surge una novedad en el marco de la interna peronista está relacionada, casi invariablemente, a alguna queja, problema, disputa, etc. La última, entre varias otras, tiene que ver con la candidatura de Javier Jalil, uno de los vástagos de don José Guido Jalil que, sin que haya tenido participación alguna en la política catamarqueña, apareció sorpresivamente en una de las listas que se han anotado para la compulsa. Pero su presencia habría traído más problemas que soluciones en el sector que conduce Jorge Moreno (candidato a gobernador) y al que llaman, o se hace llamar, la renovación. Lo repetimos: si sus cabezas visibles y los dueños de los cargos son siempre los mismos, de qué renovación estamos hablando. Para peor, si esos mismos se anotan para cualquier tipo de reelección que pudiere surgir, las ideas políticas hablan de un conservadurismo recalcitrante.

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Lo cierto es que un buen día, también sorpresivamente, surgió la versión de que el más chico de los Jalil se bajaba de su candidatura a diputado. Tanto fue así que la noticia se publicó en los medios como un hecho consumado, pero después hubo problemas. Primero porque para bajarse hay que renunciar y, para renunciar, hay que firmar la renuncia, y esto precisamente ha despertado sospechas. Es que cuando se produjo el anuncio, Javier Jalil estaba bajo los cielos estadounidenses, muy lejos de la provincia en la que se anotó como candidato a representar al pueblo. Y aquí viene lo peor: qué campaña y qué interés pone en comunicar sus proyectos un joven que, en el tiempo preelectoral, se marcha hacia un lejano país. Por ahora nos guardamos la calificación.

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Pero si se llevó la renuncia al PJ sin que haya existido tal renuncia, cuestión que nos fue confirmada por la Junta Electoral, evidentemente alguien la fabricó o, en el mejor de los casos, favorece a alguien. Y en este caso todas las miradas apuntan al diputado Figueroa Vicario, que avanzaría un puesto en la lista lo que, en el futuro, podría definir si va a seguir siendo legislador o no.

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