km 20/10

miércoles, 27 de octubre de 2010 00:00
miércoles, 27 de octubre de 2010 00:00

Los fallos del juez correccional, doctor Luis Varela, en relación con los accidentes de tránsito, han generado a lo largo de los años profundas polémicas y la gente, a pesar que existan justificativos legales, no los puede digerir tranquilamente. Es más: aunque sea en silencio los rechaza porque, inconcientemente, estima que si no hay ejemplos que indiquen que las irresponsabilidades hay que pagarlas, en nada avanzan las conductas ciudadanas y hasta las mínimas prevenciones. En Catamarca se han producido muertes verdaderamente incomprensibles y los culpables, como si nada hubiese ocurrido, caminan tranquilamente por las calles, mientras existen hogares en los que subsisten las llagas del dolor y de la impotencia por la falta de correctivos.

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El último pronunciamiento de Varela sobre una persona que, tras haber estado bebiendo ininterrumpidamente nada menos que catorce horas, atropelló y mató a una mujer, volvió a exhumar las opiniones condenatorias. Mucho más después de conocerse a fondo cómo quedó el hogar de la víctima, con dos niñas huérfanas y al cuidado de abuelos que están muy enfermos. ¿Cómo es posible justificar cualquier conducta con este cuadro de dolor? La famosa explicación de que no hubo intención de matar la conoce hasta un pequeño colegial, y también es conocido que las normas del garantismo existen, pero, más allá de ellas, está el criterio de los magistrados y es aquí adonde debe apuntar el análisis de fondo.

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Dos años y seis meses de prisión en suspenso, ocho años de inhabilitación para manejar, dos horas de trabajo comunitario en una escuela de Tinogasta y el pago de una dudosa indemnización, en comparación a la injusticia de la muerte de una inocente, no valen nada. Por más que el doctor Varela, y cualquier juez con sus mismos criterios, quiera trasmitir que sí hay castigo, será en vano para los sentires ciudadanos y para la credibilidad de la Justicia. Peor aún si la misma Justicia tiene otros jueces que fallan diferente.

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