Los trabajadores del sector Salud nucleados en el grupo de los Autoconvocados, confirmaron que la próxima semana continuarán con las medidas de fuerza, lo que convierte ya en interminable un conflicto que afecta directamente a los sectores económicamente más débiles de la población. Lamentablemente, no hay gestos concretos tendientes a resolver el problema, e incluso se desperdiciaron algunas oportunidades de diálogo, un acto en el cual la mayor responsabilidad recae sobre las autoridades.

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Ocurre que al margen de todos los cuestionamientos que puedan hacerse sobre este grupo de acción sindical, hay que reconocer que cuando el ministro Mario Marcolli les pidió un margen de espera, atendieron la solicitud y retornaron al trabajo, pero luego la respuesta recibida fue nula. Sintiéndose burlados, retomaron el plan de lucha con más vigor. Se trata de una situación insostenible, donde el eje del reclamo pasa por el reconocimiento de un adicional por antigüedad, pero el reclamo es casi anecdótico, porque permanentemente se renueva, con un detalle grave: los problemas de fondo jamás tienen solución.

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Salud permanece en el centro de la tormenta desde hace años, y los pedidos esenciales de los trabajadores no reflejan mayores avances. Sigue habiendo personal con planes de empleo precarios en los hospitales públicos, sigue habiendo gente que trabaja desde hace años por sueldos miserables, sigue habiendo una alarmante escasez de enfermeras y especialistas médicos, sigue habiendo auxiliares que trabajan en condiciones desfavorables. Es en suma un panorama negativo y delicado, porque todo se traduce no en el malestar de un grupo de trabajadores (lo que en sí mismo es serio), sino en la calidad de la atención que reciben quienes asisten a los centros de salud. Porque en este terreno hay que recordar que hay miles de comprovincianos que no tienen recursos, y la salud pública es su única posibilidad de acceder a un médico.